Ya ha anunciado el Museo Metropolitano de Nueva York cual será la digna sucesora de la exitosísima Camp: Notes on Fashion una vez que baje de cartel; y la venidera muestra -que podrá visitarse desde fines de noviembre- ciertamente ha sorprendido a más de un especialista en tema. Es que, según advierten medios como Dazed o el NY Times, la nueva gran apuesta del Met llega de manos de una mujer prácticamente ignota, de la que posiblemente nadie haya oído hablar… hasta ahora. Hasta que inaugure Pursuit of Fashion: The Sandy Schreier Collection, de más está aclarar, exposición que -como bien anuncia el título- expondrá exclusivísimas piezas de la tal Sandy Schreier, escritora e historiadora de moda de Detroit que comenzó a amasar su lustrosísima colección de envidiable pilcha cuando era aún una niña. Su padre regentaba una de las grandes tiendas Russeks y la llevaba de visita, a sabiendas del fanatismo de su pimpollo por la ropa, regalándole algunos de los descollantes conjuntitos que devolvía la clientela. “Durante una celebración de Halloween, mi mamá insistió en que me pusiera uno de esos vestidos como disfraz ¡y armé un berrinche que ni te cuento! No quería que nadie los usara. Siempre he dicho: Si tuvieras un Picasso, no se te ocurriría ponértelo encima”, recuerda hoy esta mujer de 80 y pico, que suma a razón de 15 mil piezas alta costura y prêt-à-porter de diseñadores como Jeanne Lavin, Mary Quant, Christian Dior, Cristóbal Balenciaga, Coco Chanel, Karl Lagerfeld, Elsa Schiaparelli…

“Sandy Schreier es una coleccionista de avanzada que, en el transcurso de más de medio siglo, reunió uno de los mejores acervos privados de moda de los Estados Unidos. Fue una pionera en ver la moda como una forma de arte que se podía buscar, perseguir, coleccionar. Cuando ella comenzó casi ninguna persona y muy pocos museos estaban pensando en la indumentaria de esa manera”, explica Jessica Regan, curadora de la muestra. Mientras, el Times agrega coloridos datos: que SS ya ha prestado piezas para varias muestras en ocasiones pasadas; que antaño, diseñadores como Calvin Klein y Edith Head hicieron peregrinaciones a sus almacenes secretos de Detroit para echar un vistazo a los tesoritos que allí albergaba; que tiene una extensa serie de trajes de baño de todos los tiempos (“un registro de la historia de la liberación de la mujer, a mi humilde parecer”, según la propia Sandy). Sobre la donación al Met, se alegra SS de que terminen en manos calificadas que cuidarán sus ropitas con mimo: “No quería que, el día de mañana, acabaran siendo subastadas a gente adinerada que las alteraría para ponérselas una vez en alguna fiesta y las olvidarían sin más”.