Insólito, escandaloso, vergonzoso, podrían ser algunos de los adjetivos que le caben a lo sucedido este miércoles en Lima, durante la segunda fecha de competición del básquet femenino. La Selección Argentina perdió los puntos ante Colombia al presentarse con la indumentaria que no correspondía y, así, quedó afuera de la lucha por una medalla.
Las Gigantes, que venían de caer en el debut de manera ajustada ante la favorita Estados Unidos por 62-70, tenían que jugar con la camiseta blanca, pero llegaron al Coliseo Eduardo Dibós con la versión alternativa: la azul, idéntico color que el que vestían las colombianas. El error no se advirtió hasta la exacta hora del encuentro, por lo que ambas escuadras salieron a la cancha (con sus conjuntos deportivos) a hacer el precalentamiento y hasta entonaron los himnos nacionales.
Al advertir la descabellada situación, dirigentes de la Confederación Argentina de Basquetbol (CABB) intentaron coordinar con sus pares de Colombia la postergación del encuentro para volver a la Villa Panamericana y traer la indumentaria correcta.
Pero no hubo caso, ya que Colombia pidió los puntos de inmediato, y la ida y venida hasta la Villa Panamericana para buscar las camisetas era humanamente imposible dentro de los 15 minutos que establece el reglamento de tolerancia para las demoras. Tras 40 minutos, la organización del certamen, Panam Sports, decidió darle por ganado el partido al elenco cafetero por 20-0.
Aunque el sentido común indica lo contrario, este episodio no fue culpa del utilero, principal apuntado en las redes sociales al conocerse lo sucedido. Es que para esta competencia, Argentina decidió no llevar utilero y ocupar ese cupo con un médico propio, desaprovechando el de toda la delegación nacional que viajó a Lima. Horas después de la derrota, renunciaron el jefe de equipo, Hernán Amaya, y la directora de desarrollo de básquet femenino, Karina Rodríguez.