El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arribó este miércoles a Dayton, Ohio, y más tarde viajó a El Paso, Texas, localidad ubicada en la frontera con México para mostrarse cerca de los heridos, tras los dos tiroteos masivos ocurridos el pasado fin de semana y que dejaron un saldo de 31 muertos y decenas de heridos, en medio de protestas que denuncian su retórica agresiva contra los migrantes y su defensa irrestricta de la libre portación de armas.
En Dayton, el mandatario visitó junto a su esposa Melania a los pacientes y al personal médico del hospital Miami Valley, informó la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham. "Dios está mirando. Quiero que sepan que estamos con ustedes en todo este camino", dijo Trump a los sobrevivientes, según Grisham.
El recibimiento, sin embargo, no tuvo el mismo tono de sus palabras: cientos de manifestantes lo esperaban con pancartas que decían "Haga algo", mientras coreaban "Dayton fuerte" y "Acción ahora", e instalaban el "Baby Trump", un globo que caricaturiza al gobernante como un bebé en pañales, y que se ha convertido en ícono de las protestas en su contra. La figura portaba el mensaje "Deje de ser un bebé y enfréntese a la NRA", en referencia a la Asociación Nacional del Rifle, acérrima defensora de la libre portación de armas.
La siguiente parada de Trump fue El Paso, Texas, donde ocho de las 31 víctimas fatales son mexicanas, y el repudio de sus habitantes, 83 por ciento de origen hispano, es aún mayor. Al igual que en Ohio, el mandatario visitó un hospital local, donde permanecen los heridos tras la masacre.
En este caso, también fue recibido por un grupo de manifestantes que rechazaban su visita. El hecho de que no mencionara expresamente a las víctimas de la comunidad hispana, objetivo confeso del atacante de El Paso, Patrick Crusius, enfureció a muchos de sus habitantes. El miércoles por la mañana, antes de iniciar su recorrida, el presidente había dicho: “La inmigración ilegal es una cosa terrible. Tenemos a muchísima gente viniendo, están derramándose por este país”.
La congresista demócrata por Texas, Verónica Escobar, aseguró que se mantendría alejada de la visita. "Desde mi perspectiva, él no es bienvenido aquí", dijo Escobar el martes en declaraciones a MSNBC. El alcalde republicano de la ciudad, por su parte, le ofreció a Trump una bienvenida “opaca”: subrayó que lo recibiría como parte de las obligaciones de su cargo.
Antes de iniciar su recorrida, el presidente había sido particularmente agresivo con el precandidato presidencial demócrata, Beto O’Rourke. “Beto, nombre falso para indicar origen hispano, O’Rourke, que está avergonzado por mi última visita al gran Estado de Texas, donde le aplasté, y está ahora aún más avergonzado por los sondeos que le dan un 1 por ciento del voto en las primarias demócratas, ¡debería respetar a las víctimas y las fuerzas de seguridad y callarse!”, twitteó Trump.
“Veintidós personas han muerto en mi ciudad por un acto de terror inspirado por tu racismo. El Paso no se callará, y yo tampoco”, le respondió rápidamente O’Rourke.
“Una lengua tóxica”
Antes de despegar rumbo a Dayton, Trump sostuvo que su "retórica" une a las personas. "Mis críticos son políticos, están tratando de sacar rédito. Y en muchos casos están aspirando a la presidencia", dijo el presidente. Pero los opositores entienden que cada una de sus palabras no hacen más que alimentar el odio contra los inmigrantes.
El ex presidente Joe Biden, favorito a quedarse con la candidatura demócrata para competir contra Trump en 2020, acusó al mandatario de "encender la llama del supremacismo blanco". "Tenemos un presidente con una lengua tóxica que ha abrazado públicamente y sin disculparse el odio, el racismo y la división como estrategia política", añadió.
Trump dijo ante periodistas que tanto él como los líderes del Congreso exigirán mayores controles en la legislación que impidan que personas con problemas mentales porten armas. Pero se pronunció en contra de una prohibición de los fusiles de asalto, como las armas semiautomáticas que fueron utilizadas por los atacantes en las matanzas. "Les puedo decir que no hay un apoyo político para eso en este momento", dijo, antes de iniciar su recorrida en Dayton.