Podría ser una máxima: “Ninguna persona nació para cartonear”.  Pero de ese trance surge la posibilidad de darle sentido y provecho a la existencia propia. Hoy a las 23, Canal 9 estrena Cartoneros, serie basada libremente en la vida de Sergio Sánchez, quien fundara junto a sus compañeros una cooperativa, se agruparan en el colectivo MTE, y volvieran promotores de la ley de Reciclaje 992. Se trata de un proyecto inusual –por no decir incómodo– para la pantalla chica, ya que en rara ocasión este grupo social tiene representación mediática. Salvo que cuadre dentro de los cánones de que la misma tevé se impone (como fuera con el caso de Daniela Cott, la “cartonera modelo”), es uno de esos colectivos que brillan por su invisibilidad. Posiblemente porque el origen del movimiento se remonte a uno de los períodos más dolorosos de la Argentina reciente: la eclosión política, social y económica de finales de 2001. 

El protagonista es el Chino Suárez (Luis Luque), un tipo de extracción humilde que, en plena debacle del gobierno de De la Rúa, tiene que salir a cartonear para subsistir. En trece episodios, se narra su vergüenza inicial, los problemas familiares con su mujer e hijo, el comienzo del movimiento organizado, y la pequeña gran revolución que significara tener un marco regulatorio a su favor. “Creo mucho en este proyecto”, es lo primero que dice Luis Luque a PáginaI12. “La idea me fascinó, nos encontramos con Sergio Sánchez, y eso llevó a que se cambiara el tono del primer libro, que era muy heroico, porque acá no hay héroes, son personajes como consecuencia de la vida. Hay un líder natural, como suele suceder en todos los ámbitos, pero es una persona que es una contradicción andante: le puede caber la violencia, le miente a la mujer, se mete con la cana, no es necesariamente el mejor padre. Pero además de eso, se compromete con otros de manera muy inteligente. Se trata de una lucha horizontal, gente que se junta con otra y tiene que ver con la mera supervivencia y la solidaridad que hay en ese caldo. En un momento decíamos que esta serie pone en mayúsculas la letra chica, porque a estos tipos les va a resultar muy arduo obtener lo que consiguieron”. 

Otro papel clave es el de Victoria (Silvia Kutika), como una abogada laboral que se compromete con la causa. “Es un personaje basado en alguien real y eso te obliga a otro compromiso. El encuentro de ella con Bergoglio fue real. Lo que más destaco es la historia, que valía la pena contar, porque es gente que se quedó sin laburo, sin sueños, sin poder llevar adelante sus hijos, y salió adelante”, dice la actriz que, por otro lado, remarca lo que significa para ella compartir un trabajo con su pareja, el propio Luis Luque.

Además de su compromiso ideológico y una puesta en escena eficaz, otro aspecto singular de Cartoneros es el provecho que le saca al archivo. El uso de material de los noticieros le otorga a la serie un matiz de extrañamiento y documental al mismo tiempo. “Acá hay una estética y una manera de contar: esto es verdad. Obviamente, hay una recreación de la vida de Sergio Sánchez, pero me refiero a lo que sucedía política y humanamente entonces. Yo hago lo que me calienta y me modifica para comprender sensiblemente. Y poder pensar desde la creación. Por eso es que la ideología está acá”, apunta Luque.

La deriva de Cartoneros hasta su arribo a la TV abierta ha sido larga. Hacia 2015, el proyecto de 3c Films Group había resultado ganador de uno de los concursos de fomento de series en alta definición para horario central, impulsados por el Incaa y el Ministerio de Planificación, y que la actual gestión nacional desarticuló. Tuvo su espacio por la televisión de Chubut, se alojó en plataformas digitales (en forma discontinua) hasta que la lata fue adquirida por canal 9. Kutika está convencida de que el proyecto sigue teniendo mucha relevancia en la actualidad. “Esta es la historia de un tipo que orilla la clase media y que de golpe y porrazo se queda sin laburo; nadie está exento de eso. Seguimos contando lo mismo, hay una falta de sensibilidad muy grande, de ponerse en el lugar del que sufre”, plantea la actriz. 

Luque afirma que Cartoneros lo ayudó a crecer como actor y lo ampara de cualquier polémica o prejuicio que pudiera despertar una propuesta de este tipo.  “Acá la recreación tuvo que ver una realidad de acción, comprendí que la marginalidad no es ser procaz, tiene que ver con el dolor y con lo que no te dejan hacer, no es mostrar una villa en sí, aunque esto suceda en ámbitos carenciados. Me gusta que no cierre, que sea complejo, el tema es escuchar y confrontar. Se trata de una historia con tipos que se sentían parte de la basura que levantaban. En un momento el Chino tiene un monólogo fabuloso: ‘Queremos dejar de ser esa marginalidad que está en los tachos y que nosotros revolvemos. Yo ya pasé del otro lado, y es un lado que es patético y aterrador, un lado en el que uno es nada, y cuando uno está en ese lado se puede modificar’”, cierra Luque.