“Cuando una palabra sirve para comunicarse con un amigo en la calle pero está fuera de lugar en una entrevista de trabajo, es coloquial. Pero es importante que el diccionario no sólo incorpore palabras populares, vulgares, que es la idea más popular que se tiene, de que todo es lunfardo. No. Hay algunas palabras que no tienen ninguna marca de uso, que son neutras, que uno puede usar tranquilamente en entrevistas de trabajo o en una conferencia, que son  las primeras que se nos vienen a la mente”, explica Kalinowski. (Hablar bien, dice el especialista, a veces es una cuestión de límites, y transgresiones no deseadas en el uso del lenguaje pueden acarrear sanciones para los usuarios del idioma. Por eso, también, la AAL brinda un servicio de Consultas idiomáticas, que resuelve dudas de uso a quien las plantee, de 13.30 a 19 en el 4802-7509. o por mail a [email protected]–).

Entre las palabras sin marca de uso de la nueva edición del diccionario, donde ingresa triunfante como sustantivo común el término “pelopincho”,  y hacen lo propio “farandulero”, “carpetazo”, “dietética”, “cabedor”, “mandonear”, “rosarigasino”. 

Pero también hay nuevos coloquialismos, entre los cuales tal vez uno de los más notables sea “chabón”. “No estaba como sustantivo, lo tuvimos que agregar. Antes ‘chabón’ era una fórmula de tratamiento: ‘qué hacés, chabón’. No pasaba de ahí, era como ‘boludo’. Pero después de un tiempo se convirtió en sustantivo. Podemos decir ‘dos chabones vinieron’”,  aclara Kalinowski, al dar cuenta de cómo ese derivado del original “chambón” se ganó su entrada con el significado de “persona”.

Algunas definiciones viejas fueron revisadas desde una perspectiva de género. “Hay asuntos que tienen que cambiar en los hablantes para que los diccionarios los pueden tomar. El diccionario va y ve qué hacen los hablantes. Es la conciencia de los hablantes la que empezó a hacer posible que aparezca ‘colectivera’, o que ‘bagayo’ pueda ser usado también en relación con el tipo. En la conciencia de los hablantes las cosas están cambiando, se están incorporando otros roles y caen en desuso nociones que eran indiscutidas sobre qué significa ser mujer. Es un debate permanente”, dice Kalinowski.