Roberto Lavagna cerró la campaña de Consenso Federal con la premisa de buscar romper la polarización en las PASO del domingo y abrirle camino a una tercera opción en las elecciones de octubre. “No nos quieren porque luchamos contra la grieta. En el camino tuvimos que eludir mentiras, insultos y agravios. Pero les decimos no a los malos de antes y a los de ahora que han decepcionado al pueblo argentino”, sostuvo el candidato presidencial ante más de un millar de personas en el Centro Migueletes del partido bonaerense de San Martín, durante el acto que compartió con su compañero de fórmula, el salteño Juan Manuel Urtubey, y los principales dirigentes de la alianza electoral. Allí, Lavagna prometió resolver el 35 por ciento de pobreza, “un apartheid económico y social que construyó el Gobierno”.
“Trabajamos por el futuro de Argentina en tres planos: el político institucional, el económico y el social”, dijo, pero en verdad el eje de la campaña lavagnista estuvo en la experiencia y las propuestas del economista. “Volver a poner plata en el bolsillo de los argentinos”, repitió el candidato presidencial y arrancó los aplausos de sus seguidores. “Vamos a devolver a los argentinos lo que les han sacado en los últimos dos años –continuó Lavagna--, que no es poco, a los trabajadores y jubilados. Con esa plata, que no va a ir a parar al dólar ni a ninguna cosa extraña, los propios argentinos van a poner en marcha el consumo”.
“A mi edad lo que más me inspira es darle una mano a mi país, que está en una recesión muy dura que le saca lágrimas al pueblo”, dijo el economista de 77 años y les agradeció a su esposa, a sus hijos y a sus nietos. “Y a mis padres, que ya no están”, agregó, emocionado. Los aplausos buscaron darle tiempo y calma al momento emotivo, que Lavagna no pudo evitar. Fue el cierre de su discurso, que desde los parlantes musicalizaron con Aurora.
Lo habían antecedido media docena de oradores. “Aquellos que nos robaron el futuro, hoy nos quieren robar el presente”, arrancó Urtubey. “No hay Argentina si cierra una pyme por día, ni si no podemos garantizar pleno empleo y salud. Gobernar es dar trabajo”, continuó el salteño y reiteró varias veces como arenga la última oración.
Graciela Camaño, la ex massista que encabeza la lista de candidatos a diputados bonaerenses fue otra oradora. “Estamos parados aquí desde el lugar de la ética, no nos interesan los resultados, estamos aquí para resistir”, planteó Camaño, esposa del dirigente gastronómico Luis Barrionuevo y uno de los mentores de la candidatura de Lavagna. Arriba del escenario, la pata sindical de la alianza electoral estuvo representada por Hugo Benítez, de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas, y el dirigente judicial Julio Piumato.
También hablaron los candidatos a gobernador de Buenos Aires, el ex randazzista Eduardo “Bali” Bucca; de Mendoza, José Luis Ramón; y el postulante a jefe de gobierno porteño, Matías Tombolini. Además del gobernador santafesino, Miguel Lifschitz, por el socialismo de su provincia, acompañado por la intendenta de Rosario, Mónica Fein. Hubo una silla en el escenario para Humberto Tumini, en representación de Libres del Sur, otra de las organizaciones que acompañan a Lavagna.