La juntada se originó en una de esas expresiones de deseo que aparecen en trasnoches de trastienda. "Hagamos una fecha juntos", les dijeron los del Cuarteto de la Púa a los de La Siniestra (o viceversa, no viene al caso), y al final se dio. La fecha soñada será el sábado 10 de agosto a las 21 en el CAFF (Sánchez de Bustamante 772). Y la propuesta, en el caso de la Siniestra, celebrar los quince años de trayecto y presentar el casi flamante Depredamor, en un concierto de cuarenta y cinco minutos. “Lo tocamos como si fuera un solo track”, informa el guitarrista y director musical Alejandro Bordas.

En el caso del cuarteto, en tanto, la idea es repasar piezas clave del último disco (Mariposa muerta) y sumar otras que serán parte del futuro trabajo. Una se llama "Barracas sin luna" y la otra, “Fragilidad”. “En el primero se aborda el gatillo fácil y en 'Fragilidad', la problemática de violencia de género, pero lejos del panfleto y más cerca de la profundidad humana”, cuenta Lele Angeli, uno de los tres guitarristas de La Púa.

Además del campo estético, poético y generacional que ambas agrupaciones comparten, existe otro lazo que puede se expresado en tres palabras, y sus implicancias: autogestión, militancia y solidaridad. En efecto, parte del valor de la entrada incluye un alimento no perecedero, o una frazada, que serán destinados a tres comedores: Ser con vos, Espacio Comunitario Encuentro, y Comedor Sonrisas y Soles.

 “Juntarse en estos momentos es imprescindible, no solo porque cada agrupación en su estilo es exponente del tango actual y una fecha conjunta es una buena forma de demostrarlo, sino porque se hace sentir más el aporte del arte con algo más tangible para cambiar la realidad de quienes están pasando necesidades, hoy”, suma otro de los guitarristas del cuarteto, Carlos Huillier. “Coincido”, se pliega Diego Bergesio, voz de la Siniestra. “Por otra parte, lo musical el punto en común entre ambos es querer contar el presente de un modo poético, además de ser dos grupos con muchos años de trabajo autogestivo y contracultural. Nos pareció atractivo complementarnos, combinando el sonido íntimo que presenta el Cuarteto, con el sonido eléctrico y potente nuestro”.

El septeto, en rigor, trabaja duro a favor de uno de los factores que alimenta la supervivencia del tango: el entramado entre un sonido eléctrico y otro acústico que así, en tándem, ayuda a abrir las puertas de percepción desde el pago al universo. El cuarteto, en tanto, sigue limando a escofina fina la voz de Victoria Di Raimondo, que ya mostró su perfil en Mariposa de madera. E insiste. “Victoria le dio al cuarteto una voz perfecta para interpretar lo que estos tiempos reclaman. La unión se dio de un modo natural y fue fácil empezar a trabajar juntos. Victoria venía de un grupo más eléctrico (Altertango) y quizás cantar canciones acompañada solo por guitarras le propuso adaptarse a una situación como de 'mayor desnudez'”, ensalza Angeli.

 

En el seno de la Siniestra, en tanto, se habla de Depredamor como una puerta hacia un nuevo lugar de exploración sonora, dada por la incorporación de sintetizadores y violín. “Esto generó un cambio estético, que nos ayudó a romper con paradigmas y cruzar las barreras de lo compositivo”, cuenta la pianista Marcela Pedretti, que no omite, claro, dar cuenta del contexto económico y actual en el que les toca actuar: “Hay mucha bronca por la pérdida de energía que representa la incertidumbre de llegar a fin de mes, y la tristeza de ver cómo se viene abajo el país. El apoyo del Estado es prácticamente nulo y los espacios culturales apenas sobreviven, pero acá estamos resistiendo, dando batalla”, cierra, y sus compañeros asienten con muecas colectivas de preocupación.