Con Richard Gere repartiendo víveres a bordo de su barco, el Open Arms, que sigue sin poder tocar tierra italiana para desembarcar a 121 refugiados, la ONG española Pro Activa Open Armas abrió un frente legal y político novedoso en su lucha para flexibilizar la política migratoria europea. El barco, que sigue en aguas abiertas cerca de Lampedusa, se transformó ayer en una oficina internacional de asilo cuando los 89 náufragos mayores de edad a bordo pidieron formalmente asilo. Y no lo hicieron al gobierno italiano o al de la Unión Europea sino directamente a las Naciones Unidas. La ONG española envió el pedido y los datos directamente a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, ACNUR, en Roma, saltándose todos los gobiernos locales y regionales.
"Hemos entregado sus testimonios a ACNUR y al MRCC -el centro coordinador de salvamento-de Roma en un procedimiento sin precedentes", informó Oscar Camps, el fundador de la ONG española vía Twitter. Los abogados de la ONG también informaron a los juzgados de menores de la ciudad de Palermo, en Sicilia, sobre la situación de desamparo en la que se encuentran 32 menores de edad no acompañados que están en el barco.
"La gente a bordo, que procede de Eritrea, Sudán o Etiopía han expresado estos días su voluntad de pedir asilo, de ahí que la jefa de misión, junto a otros miembros de la tripulación, recopilaron sus historias y las enviaron a ACNUR y al centro coordinador de Roma siguiendo las reglas de la agencia de la ONU para los refugiados", explicó la abogada italiana Valentina Brinis, quien tramita las solicitudes en nombre de la ONG.
"Ahora estamos esperando una repuesta, estas personas deben ser protegidas por algún país europeo", añadió la abogada en declaraciones a la radio Cadena Ser.
La ONG española, que tras el rescate denunció "signos de violencia" en los náufragos, es consciente de que se trata de un procedimiento habitual de solicitud de asilo, de ahí que existe una gran expectativa en torno a la respuesta que puedan dar desde ACNUR. Camps aseguró hace unos días que agotarían todas las vías legales para conseguir que los náufragos a bordo del Open Arms reciban protección en Europa.
En tanto, en medio de la pasividad de los gobiernos europeos frente la nueva crisis que plantea la situación del barco español, el actor estadounidense Richard Gere llevó víveres a los 121 náufragos que esperan desde hace ocho días que los dejen desembarcar en un "puerto seguro". "Por fin una pequeña buena noticia. Llegan víveres, y contamos con un compañero de tripulación excepcional", informó la ONG española a través de un video publicado en las redes sociales, en el que se puede ver al actor estadounidense de 69 años subido al Open Arms mientras traslada cajas con provisiones para los náufragos.
Gere arribó a la mañana a la posición en la que se encuentra el Open Arms en medio del Mediterráneo a pocos kilómetros de Lampedusa, en un yate que partió de esta isla italiana con una pancarta en la que se podía leer el lema "No están solos". Su gesto de solidaridad, de repercusión global, llega después de que la ONG haya solicitado por escrito a los gobiernos de España, Francia y Alemania que intercedan ante la Comisión Europea para desbloquear la situación en la que se encuentra su barco, sin haber obtenido ninguna respuesta. Tanto Italia como Malta, los países más cercanos que por derecho internacional tienen la obligación de autorizar el desembarco, se niegan a abrir sus puertos. Esta situación se repite desde hace meses, sin que haya una solución común.
A pesar de que la legislación del mar obliga a desembarcar a los náufragos en el "puerto seguro" más cercano, los gobiernos europeos pretenden que los inmigrantes y refugiados sean llevados a Libia, un Estado fallido con el que la UE llegó a acuerdos para que se encargue de cortar el flujo de migrantes, incluso permitiendo que sean detenidos en centros donde son sometidos a torturas y explotación, según numerosas denuncias.
El vicepremier y ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini, principal impulsor de la política xenófoba de la UE, aprobó esta semana una ley que endurece las penas, con multas de hasta un millón de euros, para las ONG que realizan labores de rescate.
Salvini ratificó hoy que no dejará entrar a ningún barco en las aguas italianas y dijo que pidió a España oficialmente que se haga cargo del Open Arms. El gobierno español, por ahora, se niega a tomar la iniciativa.