Trump habría sentido el impacto de las protestas e insultos que recibió ayer en su visita a los familiares de las víctimas de la masacre de El Paso , ya que abrió la puerta a una posible discusión sobre mayores controles para la compra de armas de fuego. Sin embargo enfocó el problema en las personas con enfermedades mentales y no en el aumento del racismo que denuncia la oposición.
"Se están teniendo serias discusiones entre los líderes de la cámara baja y del Senado sobre Chequeos de Antecedentes. También estuve hablando con la Asociación Nacional del Rifle (NRA, la mayor organización lobbista de la industria de armas) y otros para que sus puntos de vista puedan ser completamente representados y respetados", escribió Trump en Twitter.
"Las armas no deben caer en manos de enfermos mentales o personas peligrosas. Soy el principal defensor de la Segunda Enmienda, pero tenemos que trabajar juntos en pos del bienestar y la seguridad de nuestro país. Con sentido común las cosas se pueden hacer bien para todos", agregó. La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, aprobada en 1791, protege el derecho de los ciudadanos estadounidenses a poseer y portar armas, lo que lo convierte en uno de los países con las menores restricciones para adquirirlas y portarlas.
El debate sobre la posesión de armas en Estados Unidos tuvo un nuevo impulso el fin de semana pasado, luego de dos masacres en tiroteos que dejaron un saldo de 31 muertos . En una de ellas la motivación racista contra los inmigrantes, especialmente los mexicanos, fue clara. Legisladores demócratas y organizaciones de derechos civiles responsabilizaron al mandatario de alimentar un discurso racista.
En febrero la Cámara de Representantes, con mayoría demócrata, ya había aprobado una reforma para aumentar los controles de los antecedentes psiquiátricos y judiciales de los compradores de armas, incluyendo los intercambios entre particulares o las armas adquiridas en ferias, que hoy están exentas. Luego de estas masacres, más de 200 alcaldes estadounidenses pidieron al Senado que suspenda el receso vacacional para aprobar esta legislación.
El presidente del bloque republicano en el senado, Mitch McConnell, dijo que si bien una legislación sobre armas será central en la próxima sesión del Senado, no ordenará la vuelta de los congresistas de sus vacaciones. También señaló que tomarán el pedido de Trump de trabajar de manera conjunta con los demócratas para abordar la problemática de los asesinatos. Y alentó a los republicanos en el senado “a participar en debates bipartidistas sobre posibles soluciones para ayudar a proteger nuestras comunidades, sin infringir los derechos constitucionales de los estadounidenses”.
Desde la NRA desalentaron cualquier tipo de modificación en este sentido. “La asociación "se opone a cualquier legislación que restrinja injustamente los derechos de los ciudadanos respetuosos de la ley", dijo el vicepresidente ejecutivo de la NRA, Wayne LaPierre.
Los senadores republicanos, por su parte, propusieron adoptar a nivel federal un dispositivo que existe en algunos estados para confiscar las armas a las personas que son consideradas peligrosas para su entorno o para ellas mismas. Los demócratas temen que esta reforma sea inútil sin "controles universales" de antecedentes, algo que increíblemente hoy no existe en los Estados Unidos.