"La obra fue mutando en su discurso, ahora se escucha diferente. También fueron mutando los actores, a partir de una pequeña estructura donde pueden improvisar. Los personajes fueron creciendo muchísimo y el humor fue prendiendo cada vez más", así es como Judith Ganón refiere a Rosario/12 sobre los tres años de vida de Oxymoron, Sombras del sueño, que hoy a las 21 presenta su última función en Teatro La Comedia (Mitre y Ricardone).

"Al teatro, en esta sociedad, lo podemos pensar como un caballo de

Troya, una maquinaria para hacer estallar la realidad". Judith Ganón

Con dirección de Ganón y elenco conformado por Adriana Frodella, Valeria Rico y Nicolás Valentini, Oxymoron ha reunido experiencia y premios (entre ellos, obra ganadora del subsidio para producción de obra de "Escena Santafesina 2017" y del subsidio para producción de obra del Instituto Nacional del Teatro 2017). Un recorrido que la propuesta misma -un universo de humor poético, en el que tres actores pierden los límites de la realidad y la ficción- hace dialogar con las circunstancias sociales. "Las devoluciones que te hace el público, al estar presente, hace que las actuaciones comiencen a tomar conciencia de que al teatro hoy en día, en nuestra sociedad, los actores lo podemos pensar como un caballo de Troya, como una maquinaria inserta para hacer estallar la realidad", prosigue Ganón.

--¿Cómo se articula la improvisación en la obra?

--A partir de una estructura fija, desde lo espacial, lo compositivo, lo luminoso. Los actores van pasando por estos lugares, y en estos lugares puede suceder cualquier cosa. De este modo, el humor aparece a partir de lo grotesco, de lo patético, y lleva a los personajes al extremo. Ahí es donde se producen las improvisaciones, en el estallido emocional.

--Oxymoron surge a partir de la influencia de Pompeyo Audivert, ¿por qué?

--Fuimos todos a entrenar al teatro El Cuervo, el espacio que Audivert tiene en Capital Federal. Su sistema te va atrapando, porque vas a las clases y terminás improvisando con 30 personas que no conocés. Él también trabaja a partir de una estructura espacial fija, y en cada lugar, a partir del encuentro con el otro actor, suceden diferentes cosas; siempre trabajando sobre un material textual poético, que cada uno lleva aprendido, estudiado, y sobre eso también es improvisa. Todos tuvimos la oportunidad de ir con Pompeyo y nos quedamos con muchas ganas de seguir entrenando. A partir de ese incentivo, nos comenzamos a reunir y yo me fui quedando en el lugar de la dirección (NdR: Judith Ganón es también docente de la Escuela Provincial de Teatro), me fui quedando afuera, observando, proponiendo cosas, y los actores proponiéndome a mí. Pero todos se lo debemos a Pompeyo.

--¿Por qué el título?

--Porque los actores plantean todo el tiempo en escena una contradicción. Es una obra que habla sobre el teatro y sobre los actores, quienes están todo el tiempo entrando y saliendo de la ficción, ficción dentro de la ficción. A su vez, está esta cuestión de la realidad que nos interpela siempre a los actores, este sueño de un mundo en donde haya un poco más de igualdad. Fue algo que estuvo todo el tiempo conmoviéndonos por la situación política, por todo lo que estaba pasando. De alguna manera, era como un ruego a este sueño que todos teníamos, y que en ese momento sentíamos que estábamos perdiendo.

--Situación que debe haber repercutido todavía más con el correr de los años.

--Nosotros pasamos por Shakespeare, tocamos Hamlet, Macbeth, hay discursos políticos que fueron improvisados a partir de este sueño que te decía. Estamos conmocionados de que nos toque la función justo en la veda, pero a través de la poesía está nuestro cometido, en funcionar como una máquina que ponga en cuestión la realidad. Funcionamos como una operación de denuncia, dice Pompeyo. El teatro no tiene que ser un reflejo ni un espejo de la realidad, sino una operación de denuncia que haga estallar esta realidad y nos conmueva para hacernos pensar desde otro lugar. A veces parece que el teatro es más la realidad y que la realidad parece una ficción, ése es nuestro oxímoron.