El impacto del caso del Correo fue factor decisivo en la caída de cuatro puntos en la imagen del presidente Mauricio Macri entre diciembre y febrero. Hay otros factores: la inflación, el retraso de los salarios y jubilaciones, los peligros de perder el trabajo, los casos de inseguridad. Sin embargo, el acuerdo firmado entre el Grupo Macri y el gobierno de Mauricio Macri pegó fuerte en los niveles de aprobación del Presidente. Por un lado, en todo el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) cayó del 45 por ciento que venía teniendo al 42 por ciento. El dato significativo es que la caída se produjo en la Ciudad de Buenos Aires, territorio en el que Macri juega de local, y también en el conurbano bonaerense, donde tiene las mayores dificultades. Según la encuesta del CEOP, en el Gran Buenos Aires, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner –hostigada mediática y judicialmente– tiene actualmente mejor imagen que el Presidente: la ex mandataria supera a Macri en más de diez puntos en ese territorio.
“El golpe fue importante –dice Roberto Bacman, titular del CEOP–. Por tal motivo no es extraño que la popularidad de Mauricio Macri haya sentido el impacto. En la Ciudad de Buenos Aires, que dicho sea de paso es y ha sido históricamente el mejor distrito del actual presidente, su imagen positiva padeció las consecuencias de este affaire del Correo: en este último trabajo de campo redondea una ponderación positiva de 54,3 por ciento, cuando apenas un mes atrás y en el mismo distrito lograba un 58 por ciento. Una pérdida de casi cuatro puntos”.
Bacman afirma que “en el Gran Buenos Aires se observa una situación similar de caída. Un 36,7 por ciento de popularidad, contra un 40,4 que lograba en el mes de diciembre pasado. Pero aquí se conjugan dos indicadores que le son abiertamente negativos: una pérdida de alrededor de cuatro puntos y una imagen negativa que ya trepó al 60,8 por ciento.
Mientras tanto en la vereda de enfrente CFK sigue mejorando su posicionamiento. En territorio porteño, un hueso que siempre ha sido duro de roer para cualquier dirigente del Frente para la Victoria, logra 31,2 por ciento de imagen positiva, un crecimiento de exactamente dos puntos con relación a la medición del mes de enero. En el Gran Buenos Aires su imagen sigue creciendo y ya se ubica en el orden del 48,5 por ciento. Un promedio cada vez más alto, sin olvidar que en algunos municipios de la Tercera Sección Electoral (sur del conurbano bonaerense) su popularidad supera holgadamente el 60 por ciento”. Es decir que el CEOP registra que la imagen positiva en el Gran Buenos Aires es de 48,5 en el caso de CFK y 36,7 en el caso de Mauricio Macri.
Más allá de estos números globales, tanto el Presidente como CFK cuentan con núcleos duros de envergadura. Lo de Mauricio Macri es, obviamente en CABA: algo más del 30 por ciento opina muy bien de él, es decir que se trata de una franja que está muy firme con el mandatario, casi independientemente de las medidas que toma.
Del otro lado, la ex presidenta tiene un núcleo duro muy poderoso en el Gran Buenos Aires: el 31,8 por ciento opina muy bien de CFK en el conurbano, un porcentaje asombroso si se tiene en cuenta la embestida diaria que proviene del conglomerado político-judicial-mediático cercano al Gobierno.
Por supuesto que de cara a los comicios legislativos de octubre falta ver la ingeniería electoral que pone en la cancha cada fuerza y la propia campaña que se desarrolle. E igualmente el papel de los demás actores, entre ellos el Frente Renovador de Sergio Massa, hoy afrontando el peligro de la polarización entre Cambiemos y el Frente para la Victoria. También la izquierda suele hacerse fuerte en las elecciones legislativas.
En la encuesta del CEOP no se evaluó el otro golpe que sufrió el Presidente en la semana que pasó: la intentona de reducir el índice de aumento de las jubilaciones y pensiones. También Macri debió dar marcha atrás. El trabajo del CEOP se puso en marcha antes de esa fallida maniobra, por lo cual no pudo ser evaluada. La lógica es que también haya producido un impacto, en especial teniendo en cuenta que los jubilados ya sufrieron el año pasado una pérdida de más del 10 por ciento de su poder adquisitivo.