Desde temprano los propios dirigentes y consultores del Frente de Todos se asombraron: los resultados de las bocas de urna les daban una ventaja incluso por encima del mejor de los pronósticos. Si tenían siete puntos de diferencia, las bocas de urna les daban nueve. Y si tenían nueve, les daban por encima de diez. A las cinco de la tarde, cuando los distintos cortes de bocas de urna sumaban más de 40 mil casos y la diferencia se ensanchaba, resolvieron callar. Incluso en privado. La decisión política fue esperar los números oficiales. Una decisión alentada por la información que venía no solo desde los fiscales sino de la dirigencia intermedia y de los intendentes, concejales, líderes sociales y gremialistas: el clima y los datos marcaban la expansión de una ola indetenible.
Algunos ya lo venían midiendo, en las provincias, o por encuestas o por el contacto diario.
Los números finales arrojaron, entre otras, estas claves:
*Una gran elección cordobesa del Frente de Todos. En el interior de Córdoba creció el número de votantes peronistas que se inclinaron por la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, hasta llegar al 42 por ciento. Revirtieron su voto de 2015, cuando el macrismo barrió en la capital de la provincia y también en el interior.
*La conversión de Rosario en un batacazo peronista, con 47 a 27 por ciento, sorpresa importante porque se trata de una de las grandes ciudades de la Argentina junto a la CABA y a Córdoba capital.
*Un triunfo más amplio que el del 2015 y el del 2017 de F&F en la Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires, con más de cuatro millones de votantes. La Tercera está integrada por La Matanza (donde viven más de dos millones de personas), Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Berisso, Brandsen, Cañuelas, Ensenada, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, Lanús, Lobos, Lomas de Zamora, Magdalena, Presidente Perón, Punta Indio, Quilmes y San Vicente. Allegados al intendente lomense Martín Insaurralde contaron en la tarde a este diario su satisfacción porque estaban superando el 50 por ciento y habían recuperado mesas perdidas en el 2017.
*Un avance importante del Frente de Todos en Bahía Blanca, uno de los tres grandes centros urbanos bonaerenses fuera del Gran Buenos Aires junto con Mar del Plata y La Plata. A Presidente la diferencia de Juntos por el Cambio en Bahía fue solo de siete puntos, los que van de 41,89 por ciento a un 34,59.
*Otro avance significativo en la Primera Sección Electoral más allá del triunfo de Juntos por el Cambio en Vicente López y San Isidro. La Primera llega hasta Campana e incluye, entre sus 24 distritos, sitios cruciales como José C. Paz, San Martín, Merlo, Moreno, Tigre y San Fernando, éstos dos últimos bastiones de Sergio Massa. El distrito fue uno de los más castigados por lo que Kicillof llamó “industricidio”.
*Un progreso general en la Buenos Aires no conurbana, que representa el 14 por ciento del padrón electoral nacional.
*Un triunfo aplastante de Axel Kicillof por sobre María Eugenia Vidal, con 49 por ciento a 32. Una diferencia difícil de remontar para la gobernadora, sobre todo teniendo en cuenta que el 27 de octubre se resuelve el cargo. No hay ballottage bonaerense.
*Triunfos del peronismo unificado y aliados en Chubut y en Jujuy.
*Victorias contundentes del Frente de Todos en distritos populosos como Tucumán y Misiones.
*Una presencia real, aunque no apabullante, de una tercera fuerza como el Consenso Federal de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.
*Un punto que empezó a ser discutido después de las distintas bocas de urna era el grado de superación del 40 por ciento de los votos por parte del Frente de Todos. Conviene tener en cuenta que los votos en blanco de hoy no cuentan en la primera vuelta del 27 de octubre. En ese caso, con el 47 por ciento de los votos obtenido podría ser leído como casi un 50 por ciento tomando solo el universo de los votos positivos. Si se repite, ya no es el acercamiento al mágico 45 por ciento que según la Constitución evita el ballottage. Se aproximaría al 54 por ciento que obtuvo CFK en 2011.
*Una muy sólida elección del macrismo en la ciudad de Buenos Aires pero a la vez una elección superior a los números del pasado por parte de la oposición. A Presidente, Alberto Fernández obtuvo un 33 por ciento en la capital frente a un 44 de Macri.
Anoche se abrió un nuevo camino hasta el 27 de octubre. Más allá de la calidad de las campañas, de la evolución de la crisis económica y de los errores no forzados de cada uno, hay dos elementos a tener en cuenta:
*Habrá que ver si a la primera vuelta va a sufragar más gente que hoy. Y si esos nuevos votantes repiten o no las proporciones. Y si le alcanzan a Juntos por el Cambio para reponerse.
*Será importante para el Frente de Todos no solo conservar su fuerza sino que Lavagna pierda solo una parte a manos de Macri-Pichetto. El mantenimiento de una parte de su potencial puede beneficiar indirectamente al Frente de Todos. Parece ilógico pensar hoy que Lavagna quede vaciado de votos en la primera vuelta porque todos sus votantes de comporten, tal cual lo quiere el gobierno, como si ya estuvieran frente al ballottage.
Con estas tendencias, podría sacarse razonablemente la conclusión de que la grieta social de la malaria superó a la recontrahiperpolarización ideologizada que quiso imponer el oficialismo. Significaría también que la grieta social de hoy, sin crédito para los chacareros y con desaparición de pymes, con hambre y escuelas agujereadas, se impuso por sobre el resentimiento que pudo haberse gestado y aumentado en las clases medias urbanas desde la crisis de la 125 en el 2008.
Sin que pueda dormirse en los laureles, con un escenario así a Alberto Fernández se le ensancha la receptividad hacia su discurso productivista y solidario que muestra, además, el valor de la solidaridad como una herramienta económica para salir de lo que el candidato opositor llama “postración”. Es decir, integrar supone valores y también mercado interno.
Una nueva amalgama, una fusión social con expresión política, una construcción confederal, podría estar cobrando fuerza en la Argentina. Es una oleada. Y las oleadas son difíciles de detener.