A las diez de la noche empezó a atronar la marcha peronista. Y el “¡¡¡¡ Alberto, presidenteeeee, Alberto presidente!!!” se mezclaba con canciones de Gilda y Los Redondos. El precandidato del Frente de Todos a gobernar la Argentina todavía no había hablado, pero los militantes que llenaron el Centro de Cómputos Art C de la Calle Corrientes ya sabían que Mauricio Macri había reconocido la derrota y se unieron en un festejo largamente postergado. Afuera, miles de personas disfrutaban la fiesta a través de una pantalla gigante. “Venimos a crear una Argentina mejor”, dijo Fernández cerca de la medianoche y fue ovacionado.
Arriba, los periodistas e invitados como los actores Julieta Díaz y Jean Pierre Noher y Tati Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Abajo, los militantes que fueron llegando de a poco y colmaron el lugar cuando se supo que la ventaja para el Frente de Todos era importante e irreversible. Y afuera, miles de personas que fueron a apoyar a su candidato con la esperanza de que su vida cotidiana cambie. Así se organizó ayer la cobertura del Frente de Todos para seguir el minuto a minuto de la PASO que definirá si Mauricio Macri se va a su casa el diez de diciembre y el peronismo vuelve al poder o se dedica a hacer, como prometió, “lo mismo, pero más rápido. Las postales de afuera hablaban de la tristeza de los afectados por este modelo, pero también de la esperanza. “Soy investigadora del Conicet y docente. Imagina por qué vine”, dijo a este diario María y los ojos se le llenaron de lágrimas. Su marido, artesano ecuatoriano, la abrazaba comprensivo. La esperanza también llevó a Juana, una jubilada que está en silla de ruedas, a que le pidiera a una empleada que la llevara a ver el acto desde afuera. Juana dice que está viviendo muy mal y su empleada, Karina, comparte la desazón por la crisis económica. “ Yo no pude votar porque vivo en La Matanza y la tuve que acompañar a la señora, pero en octubre voy a votar a Fernández -Fernández porque este gobierno no piensa en nosotros los trabajadores”, dijo a este diario. A pesar de la crisis económica, siempre hay vendedores ambulantes que en actos como el de ayer intentan hacer algún pesito. Jorge vendía ayer pañuelos con las caras de Alberto y de Cristina a cincuenta pesos: precios cuidados.
Adentro de Centro de Cómputos, distintos funcionarios fueron hablando del comicio mientras los periodistas disfrutaban de café, medialunas, gaseosas y sándwiches de miga. La intensidad empezó a crecer cuando Felipe Solá contestó a una periodista que le consultó sobre el rumor de que se había caído Smartmatic que el gobierno tenía los resultados y que se estaba negando a darlos. “Les pedimos que sean responsables y empiecen a decirle a la ciudadanía cuáles son los números”, dijo. Ya era de noche y a las 21 empezaron a salir el guiso de lentejas y los sándwiches de bondiola, pero nadie comía con calma porque se había anunciado la llegada al comando de campaña de Albero Fernández, Axel Kicillof y Máximo Kirchner. Y en un momento se supo que el presidente le hizo caso a Solá y reconoció que la elección no había sido buena. En ese momento, el comando de campaña empezó a llenarse de gente que llegó rápidamente a celebrar la buena nueva. Y a las canciones de Miss Bolivia, los Redondos, Arbolito y hasta Jimena Barón que venían sonando se les sumaron los hits que empezaron a entonar los militantes que parecía que iban a quedarse sin voz. “Presidenteeeeee, Alberto presidenteeeeeee” se mezclaba con el ya clásico “vamos a volver”. Y fue muy pasadas las diez de la noche que los exultantes candidatos del Frente de Todos subieron al escenario a disfrutar de la fiesta. Hubo una gran emoción cuando se escuchó un mensaje grabado en el que la candidata a vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner: “quiero agradecer a todos los que acompañaron y creyeron en esta propuesta”, dijo y la militancia tapó su voz con los aplausos. Luego, el diputado Máximo Kirchner dijo que no se trata de “reconstruir lo que fue, sino de construir lo que viene” y le dio la palabra a Sergio Massa, no sin antes reconocer que la victoria de anoche no hubiese sido posible si los integrantes del hoy Frente de Todos que se habían distanciado no se hubiesen juntado para terminar con el gobierno de Cambiemos. En uno de los tramos más interesantes de su discurso, el primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires aseguró que “una ola de esperanza derrotó a la mentira y al miedo”, llamó a seguir trabajando para convencer a más argentinos de la importancia de que la Argentina cambie de gobierno y dijo que la Argentina que se viene “es de unidad y de trabajo”. “Hoy los argentinos que quieren la patria unida le pusieron límite a aquellos que toman las decisiones mirando una oficina fuera de la Argentina”, agregó. Antes de cederle la palabra a uno de los protagonistas clave de la jornada, el diputado y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. Exultante, Axel habló sobre su triunfo en la primaria y señaló que “significa que los bonaerenses quieren una provincia distinta”. También reforzó el discurso de unidad: “No vamos a restar, vamos a sumar, vamos a multiplicar para poner en marcha la provincia de Buenos Aires. Es con todos. Con los que nos votaron y con los que no nos votaron”, dijo. El ex ministro de Economía especificó los problemas en la provincia y dijo que a pesar de ellos, los bonaerenses no han bajado los brazos, no se dieron por vencidos. Falta un gobierno que se ponga a trabajar y nos ponga en el camino que necesitamos. Falta decisión política y apuntar para otro lado, subrayó”
Finalmente, llegó la palabra más esperada, la del candidato a presidente del Frente de Todos, quien se mostró eufórico por el contundente triunfo ante Mauricio Macri (47,26% a 32,35%) y sentenció: "Los argentinos empezamos a construir otra historia". Fernández agregó que "vamos a empezar una etapa nueva que es lo que queda de la elección. Que los que están intranquilos no se intranquilicen porque nunca fuimos locos gobernando. Muy por el contrario, arreglamos los problemas que generaron otros”.
Fernández también reafirmó su propuesta de pagar menos intereses de Leliq y destinarlos a los jubilados: "Los argentinos entendieron un mensaje que decía que nuestros abuelos tienen derecho a tener salud y un ingreso como el que corresponde, y que vamos a pagarlo antes de seguir regalándole a los bancos intereses que no deben ir allí, sino al progreso de nuestros jubilados. Todo eso entendió la Argentina".
Y continuó: "Creo que finalmente la Argentina escuchó el mensaje que decía que a nosotros nos importa la educación pública y que las escuelas tienen que estar de pie para enseñarle a nuestros hijos. Un mensaje que decía que a nosotros nos interesa la universidad pública y que queremos seguir sembrando universidades a lo largo del país para que los chicos puedan estudiar en cualquier rincón de la patria".
En otro pasaje de su discurso, el candidato hizo referencia al gobernador de Tucumán Juan Manzur e indicó que su presencia en el escenario representaba la de los gobernadores "que hicieron posible este resultado".
Los últimos meses en la vida de Fernández fueron agotadores, también lo serán los próximos años, pero cuando el deseo marca el camino el cansancio vale la pena. Hoy no fue la excepción al trajín que le espera: se levantó temprano a la mañana, sacó a pasear a su perro Dylan, habló por teléfono con Cristina Fernández de Kirchner, dio notas periodísticas, fue a votar a la UCA y almorzó con su familia y un grupo de dirigentes en su casa. Por la tarde, dio más notas, siguió el resultado de los sondeos de boca de urna y alrededor de las 21 horas llegó al centro de cómputos de la calle Corrientes, donde empezó a hablar cerca de la medianoche. Lo esperan días similares, pero debe estar disfrutando de la cosecha de una campaña que fue de menos a más y que encontró hoy una respuesta a las tantas preguntas que habían surgido respecto de su candidatura. Entre otras, si podía sumar votos a los del núcleo duro del kirchnerismo, iba a ser bueno como candidato a presidente a pesar de una vida dedicada a asesorar a otros políticos y, last but not least, si el electorado iba a castigar lo suficiente la política económica del macrismo o iba a atribuir la crisis económica a los defectos del gobierno anterior, tal y como intentó por todos los medios el líder de Juntos por el Cambio.
La respuesta electoral de ayer fue satisfactoria y aunque queda mucho trabajo por delante, no es un premio menor que miles de personas coreen al unísono “Alberto presidente”. Fue mucho trabajo y por qué no pensar en el efecto de su cábala el primer día de veda: ir a almorzar con un amigo a Teatriz, el lugar en el que conoció a Néstor Kirchner. Esta mañana, Fernández dijo en una entrevista radial que ese almuerzo además de buenos recuerdos le trae buena suerte, pero agregó que estuvo conversando con los dueños y están muy preocupados por la crisis económica. Habrá pensado que cada vez más es su responsabilidad que a partir del 10 de diciembre esa crisis y la de tantas otras empresas de la Argentina empiece a revertise. Pero es adelantarse demasiado: hoy tiene por delante el análisis de los datos, la planificación de la semana y del próximo tramo de la campaña. Y el desafío de seguir durmiendo las seis horas diarias que dice que está logrando descansar al final de cada jornada.
"Ellos, como sus pueblos, entendieron que en Argentina vamos a construir un país distinto, donde el sistema federal funcione y todos tengan la posibilidad de crecer y desarrollarse en el mismo lugar donde nacieron. Eso vamos a hacer y en los cuatro años la Argentina va a tener un gobierno donde gobiernen 24 gobernadores con un Presidente", agregó.
En su ante última aparición de campaña, Fernández y Cristina Kirchner protagonizaron un acto en Rosario con una docena de gobernadores peronistas y otros mandatarios que ya fueron electos para liderar a sus provincias en el próximo período.
Además, Fernández aseguró que "a partir de hoy se terminó el concepto de venganza, grieta y cualquier cosa que no es debida". Y, en clara referencia a la coalición oficialista, agregó: "Yo estoy seguro que hoy la Argentina dio un veredicto claro que dice cambiemos, pero en el mejor sentido".
El candidato también se hizo eco de la frase del presidente Mauricio Macri al final de su discurso, donde pidió ir a "dormir y empezar a trabajar a trabajar mañana desde la mañana", y dijo: "Los que recomendaron que se vayan a dormir les pido por favor que no se duerman más porque ya se durmieron mucho tiempo y nos dejaron un problema enorme".
Para concluir, Fernández agradeció una vez más a quienes votaron al Frente de Todos y envió un mensaje a aquellos que no lo hicieron. "Prometo trabajar para que nos entiendan y que entiendan que todos tienen lugar en la Argentina que queremos vivir".
A partir de hoy, Alberto Fernández tiene varios desafíos por delante, entre ellos, consolidar el apoyo de la gente y organizar el nuevo tramo de la campaña. Pero ayer cosechó su siembra: logró que le corearan “Alberto presidente”. Le ganó a Mauricio Macri cuando muchos se preguntaban si los votos de Cristina eran transferibles, si iba a lograr sumar más y si el discurso de campaña que eligió para enfrentar al macrismo había sido suficiente como para consagrase ganador. Lo fue. Al candidato a presidente del Frente de Todos le trajo suerte haber ido a almorzar el viernes a Teatriz, el lugar en el que se conoció con Néstor Kirchner. Esta mañana dijo en una radio que lo hizo por cábala, pero también porque le trae buenos recuerdos y se mostró preocupado porque el dueño del lugar le habló de la crisis del sector. Si es electo presidente, no defraudar a ese hombre y a tantos hombres será uno de sus mayores desafíos.