“¿Cómo imaginamos un espacio no binario? ¿Cómo proyectamos un futuro múltiple? ¿Pueden los feminismos ofrecernos escenarios no apocalípticos? Viajar al futuro y volver”. Casi como una novela de Ursula K. Le Guin arranca la convocatoria para “Utopías feministas: hacia un futuro no binario”, el próximo encuentro organizado por la colectiva La Ciudad del Deseo, conformada desde este año por arquitectas, antropólogas, sociólogas, geógrafas y toda persona interesada en reflexionar y sobre todo deconstruir la relación impuesta arbitrariamente por un histórico mandato masculino-hetero-cis sobre el espacio urbano y los cuerpos que lo habitan y padecen a diario. Con el profundo deseo de concebir una ciudad desde una perspectiva transversal, de género y transfeminista, la colectiva convoca a imaginar y materializar el corrimiento del hormigón para dar paso a la concreción de múltiples fantasías en el encuentro del tránsito cotidiano, a la par de inquietar e incomodar toda estructura rígida por medio de sus acciones y reflexiones, que transitan desde las marchas disidentes hasta los colegios públicos, desde los barrios más olvidados hasta las universidades y los museos de Buenos Aires y de todo el país. En diálogo con SOY, Natalia Dopazo, Daniela Fernández y Mariana Segura, mapean dificultades y aciertos, ensayan posibles proyecciones y reescriben los planos citadinos en los que el deseo, la disidencia y la circulación irrestricta de todos los cuerpos se vuelven capitales.

¿En qué consistió la acción fundadora de La Ciudad del Deseo?

Natalia Dopazo: Fue un mapeo de cuerpos de la región metropolitana bajo la consigna "¿Dónde te sentís libre, donde te sentís valiente?" por un lado, y por otro, “Qué marcas deja en el cuerpo la ciudad cuando la caminás de noche”. Hay una pintada, medio anónima, que aparece en las marchas y que dice "Cuando vuelvo a mi casa quiero ser libre, no valiente", y a partir de eso empezamos a trabajar con esa idea de libertad y de valentía: qué significaba estar en la ciudad con esas dos emociones, pero buscándole una vuelta a la mirada de la "inseguridad". No queríamos hablar del miedo.

Mariana Segura: Exacto, queríamos definir las cosas por la positiva y lo que apareció fue el deseo. La primera acción que hicimos en la vía pública el 8M partió del eje de la noche, que es cuando la ciudad se torna más agresiva, más opaca, y logramos visibilizar las marcas que la ciudad nos deja en el cuerpo, como el caminar bajando la vista, apretando los puños o usar anteojos cuando generalmente no usás.

¿Cómo implicaban esas acciones a las personas presentes?

M. S.: Nos pusimos en Av. De Mayo y 9 de julio, en una reja de una obra, pegamos ahí los mapas y dos figuras de cuerpos femeninos e invitábamos a las mujeres, que eran la mayoría ahí, a mapearse. Había un mapa gigante, dos carteles con dos cuerpos y un cartel verde con un afiche para que la gente escribiera donde se sentía libre y valiente. En el relato se iba descubriendo la relación compleja entre la ciudad y las corporeidades.

N. D.: Esto atraviesa todas las identidades e identificaciones. Después de esta acción empezamos a trazar relaciones entre el cuerpo y el territorio, e investigar por qué algunas personas pueden moverse con libertades y otras no. Cuando te preguntás quiénes toman las decisiones sobre la ciudad y mirás la nómina de funcionarios o de quiénes enseñan sobre la ciudad, en su mayoría son hombres hétero-cis. Tenemos una frase representativa, que es "el patriarcado en la ciudad es el hormigón": es esa autopista, esa avenida grande que es desagradable, que te hace esperar, que si tu cuerpo es distinto a la norma te agrede.

Otra de las acciones que circuló mucho en las redes fue el “Mapa territorial del Aborto”

Daniela Fernández: En el 28M, para la presentación del proyecto por el aborto legal, hicimos tres acciones. Una era un mapeo que intentaba replicar las cuestiones más territoriales del aborto. La intervención se llamó “Seguimos abortando" y había un mapa con dos opciones: "Yo aborté" y "Yo acompañé", y las personas iban marcando, sin una precisión exacta, los lugares y las zonas en donde habían abortado o acompañado. También había un buzón con una encuesta en donde podías seguir ampliando la experiencia del aborto, ampliar el recorrido y sus dificultades, porque la ciudad obstaculiza la accesibilidad para abortar, que implica el hecho de con quién fuiste, si era una zona conocida, cómo volviste, cómo era ese lugar, qué representa para vos ahora ese sitio. El tercero era un dispositivo para grabar tu voz relatando la propia experiencia con el aborto, para que se hable, se diga. En la voz se marca el cómo lo cuentan, cómo lo recordaban. Así se fue armando el mapa territorial.

MANOS A LA OBRA

El workshop “Utopías feministas: hacia un futuro no binario” busca generar encuentros, inquietudes y preguntas para incomodar. La propuesta apunta a intervenir los espacios por dentro y por fuera de la Facultad de Arquitectura junto a les participantes y artistas invitades, y proyectar así la creación de una ciudad futura que rompa con el binarismo, construyendo un hábitat en el cual los cuerpos habiten movilizados por la fantasía y el goce de deambular. La Ciudad del Deseo se cimienta como trabajo-acción para visibilizar las barreras que se interponen en el libre tránsito de las utopías, por una territorialidad a contramano, diversa y disruptiva.

¿Cómo sería esa ciudad del deseo?

M. S.: La ciudad del deseo es un espacio en donde lo productivo no sería lo central. Pero también parte de este asunto es no saber cómo sería ese espacio, porque podría tener millones de formas. Lo múltiple es lo que tiene que ver con los feminismos, por eso no sabemos cómo sería una ciudad feminista, pero sí sabemos que el centro estaría puesto en la capacidad de sentir, de desear, de ejercer una actividad colectiva con todas las diferencias como valor y no como obstáculo.

D. F.: Es poner el acento en que los espacios no deberían ser así. No porque yo siempre los vea y vivencie de una manera tienen que darse así. La ciudad no nació de esta forma y se puede cambiar.

M. S.: Y si no se cambió hasta ahora es porque o sos parte de una minoría, o sos mujer, o sos niñe o tenés una discapacidad, y a los responsables de eso no les interesa que vos estés mejor en el espacio público. Si sos una persona cuyo estereotipo no coincide con el hegemónico quedás expuesta a esta situación urbana de vulnerabilidad.

¿Qué tan lejos estamos hoy de esa ciudad?

M. S.: La ciudad es agresiva para las mujeres en su cotidianidad, y para las disidencias también, con otros problemas. Por ejemplo, el mundo trans vive la ciudad de noche porque la ciudad de día es agresiva, y la ciudad de noche es violenta. No sabemos cómo serán las ciudades del futuro, pero sabemos que el motor de esa construcción no puede ser otro que el deseo. El workshop en la bienal de la FADU surge ante la intriga de pensar cómo sería una ciudad futura feminista, que tiene que ser necesariamente no binaria. Aparece también la idea de la utopía, porque lo nuestro es intervenir el espacio público para generar preguntas que incomoden.

N. D.: Hay algo de estas espacialidades propias del patriarcado que son distópicas en el presente. Un estacionamiento infinito, vacío, que no te ofrece nada... En el mismo sentido hicimos también acciones de formación, pensando por ejemplo “La Escuela del Deseo”, viendo que el espacio áulico es horrible, la luz es fea, que no se puede circular, que ahí mi cuerpo esta rígido. Todo esto es algo muy profundo: es cómo te están entendiendo como subjetividad, es decir, ¿qué sos ahí? Modificando la ciudad no se va a resolver un problema que es social, pero este es el planteo de una mirada posible. El sujeto de la ciudad no es neutral, no es una única persona. Eso es mentira.

Workshop: Miércoles 14 y jueves 15 de agosto de 14 a 17 en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, Ciudad Universitaria de Buenos Aires, Pabellón 3.