“Mi sueño es ser actriz de cine: rockera ya soy”, dispara Ana Capalbo, y eso queda claro al escuchar las canciones de amor y odio de Perdiendo sangre, tercer disco de una de las revelaciones de este atribulado 2019. “Lo veo como el fin de un ciclo, de mi adolescencia tardía millennial. No hay margen para el sentimentalismo en este disco: las cosas son así y esto es lo que me pasa en estos tiempos que estamos viviendo. El disco tiene un ánimo duro y de despedida, pero también siento que abre algo nuevo”, dice Capalbo, quien también es actriz de teatro .
Estoy deprimida porque me gusta garchar/ y no puedo hacerlo porque siempre me enamoro/ No sé bien cómo lo hace la gente de hoy/ yo quiero un novio, y no dos, canta en Síndrome premenstrual, que ya tiene video de Lulo Demarco, autor además de la tapa del disco. En su camino, Ana también supo rodearse de algunos de los músicos más excéntricos de la escena, como Reno (que grabó todas las baterías y guitarras), Pity Pop y la carismática Keity Moon. “Los elegí porque son lo más lejos que hay de la gilada. ¡Pero no sabía en lo que me metía! Me mudé a Colegiales y a la semana estaba yendo todas las semanas a Temperley al estudio de Pity Pop. Me ayudaron mucho en la producción, porque el proceso me puso bastante nerviosa. Pero en todo lo que hago, sean videos o música, siempre soy la productora”, dice tomando fuerza de su propia hipersensibilidad.
Desde su título con connotaciones rolingas, el tema que da nombre al disco habla de pérdidas. “Pero no tanto de pérdidas lindas sino de pérdidas de cosas feas: las letras son todas terribles”, dice Ana, mostrando una sonrisa deliciosa. Por ejemplo No puedo perdonar, un tierno y ambiguo mantra del rencor asumido donde canta: No puedo perdonar/ me hiciste tanto mal/ y por si no quedó claro: voy a caretear/ Perdón por odiarte/ y no poder perdonarte/ Juro que soy buena persona/ pero no puedo perdonar. Como si hubiera querido preparar un antídoto ante toda la música pop aséptica y anémica a nivel emocional que nos rodea, estas nueve canciones de Ana hablan de traiciones, rencores y envidias en nueve temas paradójicamente coloridos y alegres que Capalbo grabó por primera vez en “un estudio de verdad”: sus discos anteriores habían sido grabados en forma casera.
“Me encantan los colores. De hecho, la tapa del disco es un arcoiris. Siempre sentí una atracción hacia los colores y de hecho todos mis looks salen de esa vibración de cada color que me atrae en cada momento, nunca es algo pensado”, dice esta admiradora de Joan Miró y a la que a veces se le aparecen en sus sueños Mick Jagger o Madonna. Pero este disco homenajea también no a esos ascendentes sino a sus propios amigues: “Keity Moon me parece una artista increíble y quería que estuviera sí o sí (canta en Lejos de la gilada). Es una genia y la admiro mucho. No sé por qué no está en ningún sello, quizás porque es muy inteligente y no podrían manejarla. Capaz que hay que hacerse un poco la careta y la boluda para que alguien te ponga la guita. Tengo suerte de que la música y los artistas que más me gustan en general sean mis amigos: Keity, Pity Pop, Leo García”.
Lo milagroso es cómo a pesar de todas estas crisis sanguinolientas –o gracias a ellas–, este disco resulta pegadizo y colorido como una de sus ya celebres pelucas: “El disco de las pelucas fue el anterior, pero sigo usándolas porque me encantan: son mucho mejor que un gorro. Yo me siento muy cómoda usándolas, como si fueran mi propio pelo. Son muy abrigadas, ¡y siempre están peinadas!”.
* Ana Capalbo presentará Perdiendo sangre el sábado 31 de agosto a las 20.30 en Casa Unclan, Calle 5 entre 63 y 64, La Plata.