Entre Hombres está llamada a ser parte (y hay razones de peso para hacerlo) de esa gran bolsa que incluye productos tan singulares como Un Gallo para Esculapio; Apache; El Jardín de Bronce; El Tigre Verón y Monzón. En principio habrá que esperar a mediados de 2020 cuando se estrena la producción original de HBO compuesta por cuatro episodios. Y ahí finalmente se podrá testar el octanaje propio de esta historia publicada en el 2001. “El interés es trasladar esa atmósfera. Ahora parece que hay un provecho de esa coyuntura. Este no es el caso. No es retro. Cuando empezamos a trabajarla no estaba ese auge. Sí estaba la voluntad en los productores de mantener esa atmósfera. Fue uno de los elementos que se quisieron conservar”, le dice German Maggiori a Página/12.
-¿Cuánto hubo de reescritura en esta adaptación?
-Se trató de respetar el texto original pero no fue un copy paste. Implicó mucha adaptación a nivel de estructura. Hubo que ajustar cuestiones de personajes y situaciones para que el resultado estuviera ajustado a los recursos que naturalmente pueblan en las series. Es una experiencia de otro tipo.
-¿Cómo fue el ida y vuelta con el director Pablo Fendrik?
-Muy bueno. Hubo coincidencias, intercambios de referencias y de cómo encarar el humor presente en la novela y que matiza un poco el resto de las situaciones que violentan la paz del espectador. Es un trabajo interesante y valioso para la adaptación.
-El título cuadraba de una manera en el 2001 y ahora lo hace de otra…Incluso parece más adecuado si se lo trabaja desde el contrapunto
-La naturalización de la violencia machista y patriarcal se la decidió mantener para respetar al texto. Lo mismo con la invisibilización de una minoría sexual. Era la manera de generar la atmósfera de cómo funcionaba en ese entonces y como subsiste ese comportamiento que hoy nos resulta escandaloso.
-¿Es un policial negro porteño?
-La novela parte de ese corrimiento propio de la novela negra y de la dualidad de los personajes. Acá no hay buenos y malos. En Entre Hombres son todos villanos. Son bastante monstruosos. Uno de ellos es el oficial Garmendia, que estuvo ligado a los grupos de tareas en la dictadura. Su monstruosidad se expresa en la quemadura que tiene en su cara. Luego tenés a Almada que funciona en contrapunto. Él representa la oficialidad pero es un cuadro psiquiátrico y se desmadra exponiendo otro aspecto de lo monstruoso. El Zurdo y Mosca son de esos ladrones con códigos, casi en extinción. Y después tenés a un grupo de pibes lúmpenes, adictos y noctámbulos. Su cariz es el de los perdedores. Y se meten involuntariamente en estos hechos. La dinámica de estos grupos de hombres impulsan la trama policial y de alguna manera funcionan como guías por este mundo salvaje. Es un safari por el infierno.
-Un paseo inmoral…
-Sí, divino, hermoso. Es la fascinación por la barbarie. Ese era el foco de la novela y que también va a estar en la serie.