Más de 70 testigos esperan comenzar a declarar mañana en el juicio por abusos sexuales cometidos en el Instituto Próvolo de Mendoza, que tiene a dos curas y un ex jardinero como acusados y que han puesto como condición que haya taquígrafos en simultáneo que puedan traducir en simultáneo y en una pantalla gigante las diferentes situaciones del juicio, para que los curas imputados, uno que no ve y otro que dice que no escucha, puedan entender el proceso. Desde el Tribunal el plan original era pedir los taquígrafos de la Legislatura “pero nuestro sistema no les sirve porque nosotros usamos estenografía manual sin máquina, y la traducimos luego en computadora, dijo la jefa del área, Guadalupe Carreño. Otra posibilidad era pedir los taquígrafos de la municipalidad de la ciudad de Mendoza que pudieran traducir en simultáneo, para lo cual se deberá solicitar un pago extra y una pantalla gigante para que los imputados con mala visión y audición puedan leer, algo que tampoco fue confirmado aún por la comuna. “La ciudad puso a disposición los taquígrafos pero aún no está confirmado si finalmente los usarán o no”, indicaron esta tarde desde el municipio. El inicio del debate se complica aún más porque uno de los sacerdotes imputados, Nicolás Corradi, de 83 años, está a punto de perder la audición y dice que no escucha; el ex empleado y jardinero Armando Gómez, de 57, es sordo y según la defensa no comprende los hechos; y el sacerdote Horacio Corbacho, de 59 años, quien por ahora no presentó queja.