El resultado de las PASO le ha dado un nuevo ánimo al tercer tsunami por la Educación anunciado para hoy en todo Brasil. El cachetazo electoral del domingo al neoliberalismo es visto como el comienzo de una respuesta de la región a la nueva extrema derecha que emergió en varios países. Vale aclarar que fueron Macri y Bolsonaro quienes desde el inicio se identificaron mutuamente como portadores del mismo proyecto político. Las palabras del presidente brasileño en cuanto supo el resultado de las PASO, no dejan dudas sobre esta cercanía.
Por las redes circularon masivamente noticias, imágenes, videos y demás en grupos opositores al gobierno brasileño sobre la celebración electoral. Y el momento no pudo ser más oportuno: desde hace un mes estaba convocada para hoy la tercera gran movilización contra los recortes educativos del gobierno de Bolsonaro. Las dos primeras, 15 y 30 de mayo, fueron masivas en todo el país. Escenas pocas veces vistas en la historia brasileña.
Muchos convocan en la redes haciendo referencia al elevado grado de movilización de los argentinos: “Luche como un argentino”, exclaman, entre imágenes de Mafalda demandando ‘ocupación de las calles’, y datos de la destrucción económica y social que sufrió la Argentina bajo Macri. Bolsonaro, con siete meses de gestión, impulsa leyes y políticas muy similares a las de Macri: reforma jubilatoria, flexibilización laboral, apertura económica y financiera, privatizaciones, reforma impositiva regresiva, corte de gastos sociales y educativos, liberación de agrotóxicos, legalizar represión policial, liberar uso de armas, lawfare persecutorio, favorecimiento al sector financiero, destrucción de la industria nacional, concentración de riqueza.
En ese marco, en realidad, los tsunamis por la educación –como son llamados por su fuerza, alcance nacional y elevada concurrencia—están representando mucho más que una protesta contra el recorte educativo. Constituyen la unificación de la oposición social contra el proyecto de Bolsonaro. Uno en el que él mismo dejó en claro en qué consiste cuando criticó al Partido de los Trabajadores (PT) porque “gusta de los pobres”. Lejos de que su disgusto por los pobres resulte en mejorar su condición para que dejen de serlo, todo su gobierno consiste en atacarlos y perjudicarlos. A punto de suspender 19 contratos que entregan remedios para cáncer, diabetes y trasplantes a la población de bajo ingreso, procurar cambiar las leyes de protección contra el trabajo esclavo, negar –pese a los datos-- que existe hambre y manifestarse a favor del trabajo infantil. Todas esas causas se hacen presentes en los tsunamis educativos.
Además, sirven para cuestionar la legitimidad de la propia elección de Bolsonaro frente al incontenible escándalo del proceso judicial que puso a Lula en la cárcel llevado adelante por el otrora inmaculado Juez Moro. El interminable material que viene revelado The Intercept Brasil deja cada vez en evidencia, para todos, que constituyó una jugada electoral para evitar la victoria del PT. Diversos medios que durante años habían colocado a Moro en el máximo pedestal participan en la difusión de este material, como Folha de São Paulo, la revista Veja, el sitio UOL, el grupo BAND, además de El País de España y BuzzFeed. La repercusión del caso es alta en los medios internacionales.
El contenido evidencia, además que Moro y todos los envueltos en el caso, incluyendo máximos jueces y fiscales, se beneficiaron económica y políticamente de formas ilegales. Bolsonaro se aferra a Moro, a quien premió nombrándolo ministro de Justicia –y, así, responsable de la Policía Federal que debe investigar esta mismas acusaciones-. Políticamente, la caída en desgracia de Moro y la revelación de la Operación Lava Jato como farsa tiene un fuerte contenido de minar la legitimidad de Bolsonaro como presidente. Hay que recordar que Lula, hasta ir preso, liberaba holgadamente las encuestas de intención de voto…
En este contexto, el tercer tsunami educativo de hoy concentra un movimiento de amplio rechazo a todo lo que representan Bolsonaro y su gobierno. Muchos en Brasil piden disculpas a los argentinos por las palabras despectivas de Bolsonaro de este lunes. Acá están acostumbrados: todos los días a alguna agresión al PT, a la izquierda, a los homosexuales, a los negros, a los indios, a los pobres. Un bullying constante es a los nordestinos, región donde sufre mayor rechazo y tuvo una fuerte derrota electoral. Quizá su comentario despectivo a los argentinos es porque le preocupa que las PASO sirvan de ejemplo para una nueva marea opositora desde el sur… Hoy se comenzará ver.
Andrés Ferrari Haines es profesor en UFRGS (Brasil)