Durante la segunda jornada después de la contundente derrota del oficialismo en las PASO, la economía nacional continuó paralizada por la incertidumbre cambiaria y por las señales cada vez más negativas que emite el propio gobierno. Las empresas que no venden al público optaron por dos caminos: no entregar mercadería o hacerlo pero “a remito abierto”, o sea, con precios a definir más adelante. Si la volatilidad del dólar continúa, pueden aparecer problemas de abastecimiento. En algunos casos puntuales, ya hay nuevas listas de precios con fuertes aumentos. En las góndolas, supermercados, mayoristas y pequeños comercios aplican subas de precios a ojo o limitan las cantidades de productos que se pueden adquirir. Y para cuando el dólar se aquiete en algún número, los industriales ya advierten que “estas tasas de interés nos van a matar”.
“La situación no ha cambiado mucho respecto del lunes. Estamos esperando que termine la volatilidad cambiaria y haya más certezas sobre el nuevo valor del dólar. También esperan los productores de trigo que no están vendiendo. Por ahora las empresas están entregando los pedidos de harina pendientes de la semana pasada, algunas ya corrigen precios según el tipo de cambio y otros entregan con remito abierto, para después pasar el precio”, explicó a este diario Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera. Ese es el cuadro de situación de la harina, insumo clave en la canasta básica.
“En el sector de la construcción no hay precio. Cerámica Rosario no entrega mercadería, tampoco las fábricas de pintura, perfiles ni placas de yeso. Y los que venden subieron los precios un 30 por ciento, como el caso de Acindar. Entre la devaluación y las tasas desapareció el capital de trabajo, se van a parar las obras. Se acabó la plata, es el certificado de defunción de miles de pymes”, advirtió a este diario Mario Galizzi, presidente de APYME Santa Fe.
Desde el sector textil, Marco Meloni cuenta que “nadie vende, nadie compra. No hay precio. Nadie quiere comprar cheques porque no hay pesos billete. Se está rompiendo la cadena de pago y vienen más cheques rechazados”. En tanto, Juan Cantarella, director ejecutivo de la cámara de autopartistas (AFAC) explica que “hay muchos problemas en la cadena de abastecimiento, en algunos casos por falta de entrega de materias primas, sobre todo en el rubro de los plásticos, y en otros por los precios que las terminales siguen pagando con el dólar ´viejo´”. Es decir, mientras los autopartistas deben comprar a sus proveedores con dólar a 60 pesos, las terminales todavía no reconocen el aumento y les pagan con el billete verde a 46 pesos. Eso genera un agujero financiero en las empresas.
En el sector del mueble comentan que “hay muchas empresas que están esperando para definir precio. El primer problema no será asimilar el dólar a 60 pesos sino las tasas del 75 por ciento, que va a llevar al descuento de cheques a un nivel de locura, no se sostiene el capital de trabajo de la empresa”.
“La cadena de pagos está suspendida. No hay entregas nuevas porque no hay precio, y al que necesita mercadería se la entregan a precio abierto. Ahora bien, el stock que tiene el comerciante lo trata de defender y los aumentos van del 17 al 30 por ciento. Se preve que nadie va a poder pagar los impuestos, todo lo recaudado por ventas será para cubrir cheques ya emitidos y lo que resta (que va a ser poco) para conseguir algo de mercadería pagando al contado. Hay gran incertidumbre”, explicó a este diario Vicente Lourenzo, integrante de la Comisión de Problemática Pyme del Consejo de Ciencias Económicas de CABA.