Venía de cumplir con un plan de entrenamiento especial, ya que su último partido oficial con la camiseta de Roma fue el 26 de mayo último ante Parma por el Calcio. El campeón del mundo con la Azzurra en Alemania 2006 se salía de la vaina por debutar con su segundo club, luego de 16 años de trajinar en el conjunto romano. Porque el aguerrido volante italiano, que además le suma a su juego buen pie e inteligencia táctica, pateó el tablero, mudó de continente y arribó a la Argentina para cumplir uno de sus sueños.
Ante tribunas repletas en La Plata, todos los ojos se posaron en el jugador de la casaca Nº 16. En la previa llegó un mensaje de un ex compañero de De Rossi en la selección italiana: el ex delantero Alessandro Del Piero. "Quién sabe cómo se sentirá Daniele De Rossi, listo para bajar al campo de juego con Boca. Por primera vez vestido sin los colores de su vida. Yo me sentiría un poco perdido. Mucha suerte y un gran abrazo, Daniele", escribió en su cuenta de Twitter el histórico 10 de Juventus.
"Daniele es un jugador muy táctico. Le expliqué tres cosas de las que pretendemos y las entendió a la perfección. Cómo salir, apretar, presionar. Las interpretó al instante", ponderó el DT Gustavo Alfaro, que ensayó una comparación con Iván Marcone: "Hacen casi el mismo trabajo, pueden jugar eventualmente juntos". Aunque en el duelo con el Tricolor su socio en el doble 5 fue Nicolás Capaldo y el juvenil, una de las figuras en la serie copera ante Athletico Paranaense, no desentonó.
Fue auspicioso el debut de un italiano campeón del mundo, algo poco usual en el fútbol doméstico. Y no sería extraño que De Rossi pise la altura de Ecuador el próximo miércoles, cuando Boca enfrente a Liga Universitaria de Quito para alimentar el sueño de obtener la Copa Libertadores que le viene siendo esquiva desde hace doce años.