El espíritu del jazz, con sus dinámicas de apertura y la calidad de muchos de los jazzistas argentinos, promueven a menudo saludables colaboraciones internacionales. Incluso con el dólar por las nubes. Gracias a eso, este fin de semana el baterista Clarence Penn se presentará en Buenos Aires, al frente de un cuarteto que se completa con Mariano Loiácono en trompeta, Sebastián Loiácono en saxo tenor y Jerónimo Carmona en contrabajo. El viernes a las 21, y el sábado a las 21 y a las 23.50, en Bebop Club (Moreno 364), el músico norteamericano y la conexión argentina interpretarán música de Thelonious Monk, figura cardinal del jazz de todos los tiempos. “Monk era un personaje muy animado, con una gran personalidad, además de un músico fabuloso. Seguramente nos divertiremos tocando su música y trataremos de que también la audiencia se divierta escuchando”, dice Penn en diálogo con PáginaI12.

Por versatilidad y buen gusto, Penn es uno de los bateristas más interesantes del circuito neoyorkino en la actualidad. Y uno de los más solicitados. Ellis y Wynton Marsalis, Betty Carter, Stanley Clarke, Steps Ahead, Makoto Ozone, Michael Brecker, Dave Douglas, Maria Schneider, Luciana Souza y Richard Galliano encabezan una larga lista de colaboraciones, que se traducen centenares de discos e innumerables presentaciones en vivo. Entre sus proyectos actuales, el más reciente tiene que ver con Monk. The Lost Files. En ese disco, Penn impulsa una relectura de la música de Thelonius Monk junto al saxofonista Chad Leftkowitz-Brown, los pianistas Gerald Clayton y Donald Vega, y el bajista Yasushi Nakamura.

-Usted participa habitualmente en proyectos diferentes con nombres importantes del jazz. ¿Qué lo estimula a hacer música hoy en día?

-Me gusta encontrarme con músicos jóvenes. Es importante para mí dejarme influir por ellos, entender lo que piensan sobre la música y cómo usan la música de hoy para unir todo. Por ejemplo, los músicos de hoy usan estructuras de tiempo diferentes, ritmos polimétricos, superposiciones rítmicas. Eso me inspira mucho. Creo que para un baterista hoy es indispensable estar familiarizado con tanta música y tantos estilos como sea posible, porque el jazz puede incorporar todos los estilos. Cuanto más sepa, mejor podrá servir a los músicos de la banda.

-¿Qué otras virtudes debe tener un baterista de jazz?

-Poder tocar intensamente, sin romper del todo el silencio.

Además de baterista, Penn es productor, compositor y docente. Y es un confeso admirador de la música de Astor Piazzolla. “Conozco el tango porque toqué con varios músicos que tocaron con él y me encanta esa música”, simplifica. Hablando de discos, Penn muestra un discreto optimismo frente a las nuevas plataformas para la circulación de la música. “Creo que los músicos tenemos que saber manejar y adoptar Spotify, Apple Music y YouTube, junto con Instagram y todo lo que nos puede proporcionar internet. Cuanto mejor entendamos esas plataformas, más posibilidades tendremos de hacer circular nuestra música”, asegura.

-¿Podría dar una definición de jazz?

-Creo hay un definición de jazz diferente para cada individuo. Para mí, el jazz es la combinación entre el peso de una tradición y el de los estilos contemporáneos. En un sentido más amplio, hacer jazz es tratar de abrazar las diferencias en la música y en la vida. El jazz es una empresa universal.

-¿Cómo imagina el jazz en el futuro?

-Creo que eso dependerá de dónde suene. En América del Norte, América del Sur, Europa o Asia formará un sonido diferente, porque en cada lugar se ponen en juego distintas experiencias de vida. En lo personal, espero que el jazz logre siempre reconocer la tradición de donde proviene. Si así sucede, estoy seguro de que abrirá nuevos y emocionantes caminos, como siempre. Internet hizo del mundo un lugar más pequeño, por lo que tenemos a mano muchas influencias que nos pueden inspirar.