Decenas de miles de mujeres participaron de la tradicional "Marcha de las Margaritas" en Brasilia, que fue aprovechada este año para manifestarse en contra del presidente Jair Bolsonaro, y a favor de la liberación del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. El masivo encuentro se celebra cada cuatro años con una agenda que prioriza la reivindicación de los derechos de las mujeres, en un país muy afectado por la violencia doméstica.
Este año, sin embargo, la marcha se convirtió también en un motivo para denunciar al gobierno por las políticas dirigidas al sector campesino, que favorecen a grandes productores y relegan a la agricultura familiar, flexibilizando el uso de agrotóxicos, y habilitando la apertura indiscriminada de tierras indígenas a la explotación minera.
Las mujeres condenaron el machismo de Bolsonaro, quien tiene un largo historial de declaraciones racistas y homofóbicas en su haber, y que es un franco oponente del movimiento feminista. Muchas indígenas que habían participado el martes de otra marcha denunciando las "políticas genocidas" del gobierno basileño, se sumaron a la protesta.
Según las organizadoras, participaron unas 100 mil personas, una cifra que las autoridades policiales redujeron a 30 mil, pero que, en cualquiera de los casos, constituye la mayor protesta realizada en Brasilia desde que Bolsonaro asumió el poder, el pasado 1º de enero.
La columna de mujeres recorrió la explanada de los ministerios, hasta llegar a las cercanías del palacio presidencial de Planalto, con pancartas que exhibían mensajes tales como “Brasil libre de violencia", o "Son las mujeres que van a salvar al país del atraso", al tiempo que coreaban "Lula Libre", exigiendo la liberación del ex presidente por el Partido de los Trabajadores (PT) entre 2003 y 2010, que cumple una condena por cargos de corrupción que niega rotundamente, y mediante un proceso judicial viciado y cuestionado por juristas de distintas partes del mundo.
La mayoría de las participantes llevaba flores y vestía sombreros de paja y ropas moradas, color símbolo de la manifestación. En sus arengas, calificaron a Bolsonaro de "misógino, racista y homofóbico". "Vivimos tiempos difíciles con un gobierno que nos ataca de forma continua. Estamos perdiendo derechos conquistados con mucha lucha", dijo Juliana Joucoski, una profesora de 43 años que llegó a la marcha desde Curitiba.
"Las mujeres están en el foco de toda la violencia en Brasil", afirmó por su parte Fabiana Nascimento. "Es necesario decirle NO a cualquier política que destruya derechos públicos. La situación en el campo empeoró. Nunca tuvimos un presidente tan poco respetuoso de la educación", enumeró.
Maria da Conceição Tavares, economista brasileña de 89 años también presente, fue directa al explicar la creciente indignación y la necesidad que tiene el pueblo de organizarse: “Precisamos nuevos canales de participación; el pueblo no se siente representado por estos políticos”.
La oposición progresista pareció renacer con esta manifestación, según la percepción del diputado Paulo Pimenta, del PT. "Estamos de vuelta", dijo el parlamentario, en medio de una manifestación que congregó a representantes de todos los partidos de la izquierda del país.
El ex presidente Lula da Silva se sumó también a la manifestación a través de una carta que envió desde la cárcel y fue leída por el ex candidato presidencial Fernando Haddad, derrotado en las urnas en octubre de 2018 por Bolsonaro.
"Las mujeres de nuestra tierra volverán a ser respetadas y el odio no vencerá al amor, el miedo no vencerá a la esperanza y la grosería no vencerá a la solidaridad", escribió Lula en el texto, leído frente a las mujeres concentradas en ese momento a las puertas de la sede del Parlamento.
El ex mandatario afirmó que durante su gestión y la de la destituida Dilma Rousseff, se estaba "comenzando a construir un país mejor, con inclusión social, democracia, libertad de pensar, de hablar y de organizarse". Según el ex mandatario, la "persecución política" que lo llevó a la cárcel dio paso a "un Brasil que es gobernado por el odio y la locura de aquellos que hablan fino con los poderosos y se fingen valientes frente a los más indefensos".
Lula cerró la carta con un mensaje de esperanza para los movimientos sociales, que así como el ex presidente denuncian que son "perseguidos" por el gobierno de Bolsonaro. "Sigamos hacia adelante, sin miedo de ser felices. Las margaritas llegaron, y ellos no saben cómo detener la primavera", afirmó.
La Marcha de las Margaritas es la tercera en la capital de Brasil en dos días. Además de la movilización de mujeres, el martes hubo una manifestación contra los bloqueos presupuestarios en la educación y la reforma previsional. Las protestas fueron convocadas en momentos en que la popularidad del actual mandatario cae en picada: diversas encuestas le adjudican un apoyo de cerca del 30 por ciento de los brasileños, tras apenas siete meses en un cargo que asumió con un respaldo superior al 55 por ciento.