Estudiantes de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) fabricaron juguetes con materiales reciclables y los donaron a instituciones sociales de ese distrito, con el objetivo de “devolverle a la comunidad parte de lo que aprenden todos los días en la facultad”.
De la propuesta participaron 400 jóvenes quienes hicieron más de 150 juegos. Así desarrollaron sus primeras prácticas profesionales y se vincularon con centros de salud, jardines de infantes y hogares, entre otras instituciones locales.
“El proyecto comenzó hace tres años y forma parte de un trabajo práctico final de la materia anual Psicología Evolutiva I, del profesorado de Educación Física”, detalló el coordinador de la carrera de la Licenciatura en Educación Física, Martin Pérez Rodríguez.
El equipo de trabajo estuvo integrado por las cinco comisiones de esta materia, más un grupo de profesores que ayudó a los jóvenes en todo el desarrollo y luego evaluó tanto el procedimiento como los resultados.
La mitad de los juguetes fueron entregados en un evento realizado por la universidad, en el marco del receso escolar por vacaciones de invierno, y el resto será donado en el Día del Niño al Hospital de San Justo.
Los propósitos de estas actividades son que los futuros graduados comprendan las edades evolutivas de los infantes, que van desde bebés hasta once años, a través de juegos didácticos, y que realicen una práctica pedagógica por medio de la creatividad.
En consecuencia, los alumnos lograrán diseñar tareas acordes a dichas etapas con el lenguaje técnico–profesional, en las áreas de inteligencia, afectividad y socialización.
Pérez Rodríguez explicó que “este tipo de trabajos son súpernecesarios para que los futuros profesionales estén preparados para afrontar esta situación empleando su creatividad, usando materiales reciclables fáciles de conseguir como botellas, tapitas, maderas y cartones, entre otras cosas”.
“Por eso, esta iniciativa es ideal para incentivar la imaginación y el ingenio de los graduados venideros y además poner en práctica lo que se vio en el marco teórico a lo largo de las clases. Sin contar, que también motiva la imaginación de los chicos y los logra alejar un rato de todos los aparatos electrónicos. Así ven que no sólo se pueden divertir con tablets o celulares”, señaló el profesor de Educación Física.
Además, destacó que la casa de estudios siempre apoyó este tipo de actividades, que además de ser una práctica para sus estudiantes generan un vínculo estrecho con la comunidad que se mantiene a lo largo del tiempo.
“Los alumnos y alumnas están sumamente comprometidos con esta tarea. Les genera un gran compromiso social con su entorno y las instituciones distritales que trabajan con los más pequeños”, subrayó.