“No es que haya un problema de demanda fenomenal de dólares, el problema es que cuando nadie vende, y esta es una de las discusiones que tenía con el Fondo, el mercado no sube con 1000 millones sino con 10 millones de dólares. Porque alguien pone un precio en la pantalla, uno se asusta y compra y se arma revuelo. Hay que tener cuidado con eso porque no es serio que el Banco Central deje devaluar su moneda 5 u 8 por ciento por día con 5 millones de dólares”, aseguró el ex titular del Banco Central, Luis Caputo, quien reveló públicamente las discusiones que tuvo con la burocracia del Fondo Monetario Internacional mientras estuvo al frente de la entidad monetaria y aseguró que “me echó el FMI”. Esa afirmación deja en evidencia la subordinación del gobierno de Mauricio Macri a las órdenes del organismo.
Caputo reapareció como si no hubiera sido responsable de la pérdida de más de 10 mil millones de dólares de las reservas y de una suba de la divisa de 28 a 38 pesos durante su corta gestión en el Banco Central. Dio una conferencia en la Bolsa de Comercio porteña junto al ex viceministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner y uno de los hombres de consulta de Alberto Fernández, Emanuel Alvarez Agis. Allí sostuvo que “el Banco Central no puede dejar esos pozos de iliquidez que hasta te lo pueden hacer intencionalmente. Cualquiera que está comprado en el mercado de futuros, ve una oferta en el mercado de cambios spot y dice compro. Los futuros se disparan y factura por todo lo que está comprado en futuros”.
“En agosto yo le decía al Fondo, ¿de qué me sirve tener una política monetaria restrictiva y fiscal austera si voy a dejar ir el dólar a 85 pesos? Obviamente, eso va a tener un impacto en precios. ¿De qué me sirve entonces poner la tasa en 70 por ciento? Al final lo único que voy a hacer es ahogar la economía y no bajar la inflación porque tengo una política cambiaria laxa. Tengo que tener una coherencia entre las diferentes políticas”, agregó el ex funcionario de Macri, quien antes de aterrizar en el Banco Central comandó uno de los endeudamientos más acelerados de la historia argentina desde el Ministerio de Finanzas. Fue quien ideó, por ejemplo, el bono a 100 años.
Minutos antes, Alvarez Agis también había cuestionado la posición del Fondo Monetario. “33 por ciento de devaluación nos comimos con el dejalo flotar” del FMI”, aseguró, lo que luego motivo el agradecimiento de Caputo.
“Quiero agradecer a Emmanuel por decir y mucho mejor que yo todo lo que yo nunca pude decir. Me peleé tanto por explicarles eso que en un momento me dijeron ‘mirá flaco, basta, andate, no te aguantamos más’. No es que no intenté convencerlos de eso sino que no pude y me tuve que ir”, sostuvo Caputo, quien de ese modo dejó en claro quién define la política económica desde el año pasado.
Para evitar que se tomara esa declaración como una crítica hacia la política económica actual, agregó: “Hoy tenemos esa coordinación. Por primera vez hay una coherencia entre la política fiscal, monetaria y cambiaria. Hay que saber usarlas. Por lo tanto, no debería haber un problema con el tipo de cambio”, sostuvo, pese a que entre el lunes y el miércoles la divisa estadounidense trepó de 47 a 60 pesos.
Luego el ex titular del Central aseguró que “no da para que tengamos esta crisis. Si nosotros llevamos esto a una crisis es porque la queremos llevar nosotros, los políticos, la gente. La situación económica de Argentina hoy no amerita el tipo de crisis que algunos están avizorando ni cerca. Si uno viera que estamos en 2001, bueno, era medio inevitable, la cosa estaba realmente complicada, pero en la situación de hoy sería una crisis autoinfligida. Desde el punto de vista de los fundamentos no está para que tengamos está crisis. Si políticamente convertimos esto en un desmadre somos unos tontos, de los dos lados”. Además sostuvo que “el nivel de tipo de cambio es absolutamente razonable. Estamos en el tipo de cambio real multilateral más alto de los últimos diez años, difícilmente alguien pueda decir hoy que este es un tipo de cambio que está retrasado”.
Agis también salió a respaldar el tipo de cambio actual. “Este tipo de cambio real sobra, este tipo de cambio real de equilibrio y la cosa se tiene que quedar acá porque para arriba es inestable. Para arriba vamos a transformar un problema de liquidez en un problema de solvencia y eso solo lo hacen los estúpidos. Cuando vos no podés pagar la tarjeta y fundís tiene que venir un amigo y decirte “no pará, pagala con la cuenta corriente”. Lo que tenemos que lograr es que todos entiendan que para la política este tipo de cambio está bien”, sostuvo y luego agregó, parafraseando a Keynes, “este tipo de cambio sobra siempre y cuando los políticos no permanezcan irracionales por más tiempo del que todos podemos permanecer solventes”.
Para justificar que este es un tipo de cambio de equilibrio, Caputo subrayó las diferencias con el proceso de dolarización que se dio el año pasado. “Hay que mirar también en qué etapa del proceso de dolarización está el mercado. Esto es crucial. No es lo mismo un problema como teníamos en mayo o junio, donde había un exceso de demanda de 1500 millones de dólares por día, al problema que enfrenta hoy el Central, que es un problema de oferta. Cuando pasan este tipo de problemas el mercado se reprime y nadie vende”, indicó.
Agis también coincidió en este punto con Caputo, lo que ayudó a llevar tranquilidad a la platea. “A mí me parece que un buen compromiso para tratar de articular es decir defendamos 60 pesos, pero no nos compremos 52 ni 45 pesos. 45 pesos no nos podemos comprar nunca más. No nos compremos retrasar. Ni vos ahora ni yo en el futuro. Lo dijo Alberto el miércoles. Dijo que lo que está haciendo el Banco Central me parece razonable porque al final del día está cuidando las reservas. Está vendiendo en diagonal. No puso el famoso muro y se le llevaron el muro. Si el Banco Central está cuidando las reservas, le está cuidando las reservas al próximo presidente porque el incentivo es el inverso. El incentivo es dejarlo sin reservas. A mí me parece que este tipo de cambio sobra si la política entra en razones. Si la política no entra en razones, no sobra y no sé a dónde vamos”, completó.