Tras la rotunda derrota del oficialismo en las PASO, el dólar se fue a las nubes, los títulos en dólares se hundieron y las acciones de empresas argentinas en el exterior se desplomaron. La mala jornada financiera fue el eje del discurso de Mauricio Macri del lunes a la tarde, al señalar que una encuesta favorable al oficialismo había generado un alza de los papeles argentinos en los mercados financieros el viernes, mientras la realidad electoral del domingo se había traducido en un derrumbe. “El kirchnerismo tiene la responsabiliad por no generar confianza en los mercados” señaló el Presidente, para luego intimar a la población a cambiar su voto: “Esto es una muestra de lo que puede pasar si el kirchnerismo gana en octubre”.

El repunte de acciones y títulos del viernes mencionado por Macri está sospechado de ser una operación electoral. Rumores de bancos oficiales y la Anses comprando para generar un alza artificial y una encuesta de la consultora Elypsis de los oficialistas Levy Yeyati y Luciano Cohan vendiendo humo sobre un triunfo oficial fueron parte de un circo armado para que algunos vivos pudieran vender al mejor precio posible títulos y acciones que poco después se desplomaron. Pero esa operación no puede esconder que los títulos argentinos se venían derrumbando desde hace más de un año, ya que el perfil de vencimientos dejado a la próxima administración generaba, gane quien gane, la necesidad de una restructuración

El desplome de los últimos días sólo indica que el “mercado” prefería reestructurar la deuda con Macri que con Alberto Fernández, tal vez porque sospechaba que el último tendría en cuenta los intereses del Estado argentino en la negociación. El desplome de la acciones estuvo basado no sólo en fondos externos atemorizados por el retorno populista, sino que impactó la desvalorización de los bonos que afecta el patrimonio de muchos bancos, la baja de las energéticas que esperan una moderación en las tarifas de los servicios al asumir Fernández y el impacto de la devaluación (y el temor a una transición desordenada) sobre el valor de las empresas (varias endeudadas en moneda extranjera).

Más curiosa fue la escalada del dólar que se produjo el lunes al abrir el mercado. Pocas operaciones de actores locales (los fondos externos ya habían huido meses atrás) por bajos montos impulsaron el dólar hasta los 61 pesos ante una total pasividad del Banco Central, que sólo intervino tardíamente convalidando un dólar a más de 58 pesos mediante ineficaces licitaciones y subas de tasas. 

La pregunta entonces es: ¿por qué el gobierno decidió devaluar? ¿Será que el FMI le soltó la mano, volviendo a imponer una política de libre flotación al obediente oficialismo? ¿Habrán creído que era más viable defender un dólar cerca de los 60 pesos hasta diciembre, dadas las previsibles presiones cambiarias de la transición? Difícil saberlo, pero se puede sospechar el motivo de hacerlo el lunes a primera hora. Una coartada para descargar la responsabilidad oficial de una antipática devaluación en una triunfante oposición con supuesta mala prensa en los mercados.

@AndresAsiain