El Gobierno anunció la rebaja transitoria del IVA para una serie de productos de la canasta básica hasta fin de año como parte del paquete de medidas del “plan alivio” que intenta compensar en parte el descalabro económico que generó la devaluación de los primeros días posteriores a las PASO. La alícuota del IVA que grava a los alimentos es del 10,5 o del 21 por ciento, según el caso, y la intención oficial es que esos productos no tengan fuertes aumentos después de la devaluación. La lista de artículos es la siguiente: pan, leche fluida, aceite (de girasol, maíz y mezcla), azúcar, pastas secas, arroz, harinas de trigo, polenta, rebozador, pan rallado, yerbas, mate cocido y te, conservas de frutas, hortalizas y legumbres, yogur y huevos. La medida abarca a todas las marcas de cada categoría. “No estamos diciendo que los precios van a bajar, sino que el impacto de estos días se puede morigerar”, indicó el ministro de Producción, Dante Sica. Todavía faltan definir detalles que serán importantes para ver el impacto real de la medida. De cualquier forma, en el mejor de los casos el 1 de enero de 2020 el IVA (y los precios) pegarán un salto. Hasta ese momento, el Gobierno evalúa destinar 10 mil millones de pesos para financiar la medida. La eliminación del IVA para los alimentos básicos está en la plataforma electoral del Frente de Todos.
Los supermercados, mayoristas y autoservicios adquieren los productos de parte de la industria y por ello pagan el IVA incluido en esos artículos. Luego cobran de parte del consumidor final ese componente de IVA más el que se genera por su propia actividad. Ahora el consumidor final no pagaría IVA y el anticipo del impuesto pagado por la etapa de comercialización a la industria sería reconocido por el Estado para el pago de otros impuestos. Una de las cosas que deberá dejar en claro el decreto oficial es si los supermercados venden al precio con IVA y después en caja aplican el descuento o si exhiben los precios directamente sin IVA.
Uno de los efectos colaterales de la medida es que en los hechos convalida un piso de aumento del 21 por ciento de la industria alimenticia, ya que una suba de esa magnitud no se debería sentir en las góndolas. Por otro lado, quedan dudas del grado de control que puede ejercer el Estado sobre los supermercados, que están en condiciones de aprovechar la oportunidad y recomponer margen de ganancia subiendo precios. Sólo se ven limitados en esa estrategia por la competencia con otros puntos de venta.
El Presidente Mauricio Macri presentó las medidas a través de un breve mensaje a las redes sociales. “A partir de la situación que se generó este lunes, tomé esta decisión excepcional de eliminar el IVA a los principales alimentos que consumen las familias argentinas”, dijo. La eliminación circunstancial será aplicada mediante un decreto, sin pasar por el Congreso Nacional. La eliminación del IVA junto a las otras medidas anunciadas en estos días van en contra del espíritu fiscalista que el Gobierno enhebró con el Fondo Monetario para cerrar el acuerdo de financiamiento, pero las necesidades electorales pudieron más.
La rebaja alcanza al pan (que tributa el 10,5 por ciento), leche fluida, aceite (de girasol, de maíz y mezcla), azúcar, pastas secas, arroz, harinas de trigo (10,5 por ciento), polenta, rebozador y pan rallado, yerbas, mate cocido y te, conservas de frutas, hortalizas y legumbres, yogur y huevos. Tiene impacto sobre toda la familia de marcas de cada categoría y en todos los puntos de venta al público que trabajen en condiciones de formalidad impositiva.