La idea de Donald Trump de comprarse Groenlandia es absurda sólo en el contexto moderno y la idea de soberanía nacional desconectada de los derechos dinásticos de algún monarca. De hecho, sin estas compras de territorios ajenos, Estados Unidos no tendría ni remotamente las fronteras actuales. La lista es larga:
1803 La compra de la Luisiana: Estados Unidos le compra sus territorios norteamericanos a la Francia de Napoleón, que no puede protegerlos de los británicos. La compra tiene el nombre del actual estado de Luisiana pero abarca casi la cuarta parte del país actual, porque es una amplia franja del Medio Oeste que va de la frontera con Canadá a la mexicana.
1819 La compra de Florida: España cede el estado de Florida y una franja en el golfo de México.
1846 Anexión de Oregón: El tratado de fronteras con Gran Bretaña resulta en la cesión sin cargo del actual estado de Oregón a Estados Unidos.
1867 Compra de Alaska: El estado al norte fue comprado a Moscú por el equivalente actual a noventa millones de dólares.
Por supuesto, Estados Unidos no siempre pagó por sus nuevos territorios. México perdió pro la fuerza primero Texas y luego California, Nevada, Utah y partes de Arizona, Colorado, Nuevo México y Wyoming, sin recibir ni un centavo. Hawaii pasó de protectorado a estado en la Unión sin preguntar a sus habitantes, y Puerto Rico es un "estado asociado" después de ser botín de la guerra con España.