El presidente Mauricio Macri anunció la eliminación del IVA en los alimentos de la canasta básica hasta el 10 de diciembre. Por su parte, el ministro de Producción, Dante Sica, afirmó que el objetivo no es que bajen los precios, sino anular los aumentos previstos tras la devaluación del lunes, jornada en la que el dólar saltó de 45 a 60 pesos. Expertos en materia fiscal consultados por PáginaI12 criticaron la medida por tener poca efectividad para contener los precios, dada la dificultad para implementarla y controlarla. Y, la vez, aseguran que erosiona la recaudación y no produce un impacto progresivo en la distribución del ingreso. Esta medida, anunciada cuatro días después de las elecciones primarias, tendrá un costo fiscal de 10 mil millones de pesos.
Sobre el tema opinó Oscar Cetrángolo, profesor de Finanzas Públicas de la UBA, quien ya había cuestionado la propuesta cuando había sido presentada por el frente de Sergio Massa hace dos años. Para el economista, estas medidas desconocen la dinámica tributaria de un impuesto y la experiencia internacional sobre los resultados obtenidos. Considera que el IVA debe mantenerse como está, porque aunque para muchos sea considerado como regresivo, lo que hay que mirar es para qué se usa la recaudación de ese impuesto. “El impacto distributivo se observa por lo que gasta el Estado, y no por lo que recauda. Podrían haber calculado cuánto equivale el 21 por ciento de estos productos y eso aumentarlo en la AUH por ejemplo, para favorecer a los que tenés que favorecer. En este caso, se benefician todos los consumidores, con independencia de su condición social. El efecto es difuso sobre la distribución del ingreso”, explicó en conversación con este diario.
Además, Cetrángolo considera que el otro problema que trae esta alternativa es la dificultad para controlar que efectivamente se aplique. “Vas a poner tasa cero en cadenas productivas que utilizan el mismo insumo para distintos productos. Diferenciar la tasa del impuesto dependiendo del destino del insumo que se venda reviste una complejidad tal que generaría incentivos a la evasión. Se pierde así la principal ventaja del IVA, la cual es la simplicidad de su administración”, explicó el economista. Tanto desde el Ministerio de Producción como desde Defensa del Consumidor se comprometieron a aumentar los controles. Pero en menos de cuatro meses, la medida ya va a haber finalizado, según anunció el Gobierno. Por ende, Cetrángolo teme que el resultado sea erosionar la recaudación estatal, sin lograr ningún resultado.
Emanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Economía de Cristina Kirchner, también criticó la medida implementada por el Gobierno. “¿Cuál es la incidencia del IVA en alimentos que subieron 20 por ciento? Será de uno o dos por ciento en el precio final”, dijo en declaraciones a radio El Destape. Es que esta semana, tras la megadevaluación, las listas de precios llegaron a los supermercados con aumentos de entre 15 y 20 por ciento, y con subas de 25 por ciento en casos como el aceite y las harinas, según información provista por Juan Vasco Martínez, miembro de la Asociación de Supermercados Unidos.
Álvarez Agis también había criticado la medida cuando la había propuesto el Frente Renovador en el 2017. En una nota de opinión escrita ese año en PáginaI12, explicó que cualquier baja de impuestos se traduce en un incremento de las ganancias de las empresas, y no en una baja de precios. Porque la suba generalizada de precios no tiene que ver con el nivel de la alícuota de IVA: “La inflación es un proceso que tiene que ver con impulsos y factores de propagación, que desde 2015 estuvieron relacionados con la devaluación y el incremento de tarifas, que multiplicaron los costos internos y fueron la chispa que encendió la inflación”. Cabe destacar, además, que de los 15 productos que tendrán IVA del 0 por ciento, hay dos que no tenían el 21 por ciento de alícuota, sino el 10,5 por ciento, que son el pan y la harina. Mientras que la leche ya estaba exenta del tributo, según la ley 23.349.
Para el tributarista Cesar Litvin, la medida es buena pero transitoria. Asegura que las Provincias deberían sumarse y eximir el pago de ingresos brutos en los mismos productos a los que se exime del IVA. “Los supermercados van a tener que disminuir el IVA de algunos productos. Puede que algunos quieran recomponer márgenes de utilidad en lugar de bajar los precios de venta, y para eso el Estado va a tener que controlar”, dijo Litvin a PáginaI12.
Además, adelantó que cuando se termine el plazo, previsto hasta el 31 de diciembre, se puede implementar un mejor sistema que el actual. “El sistema de reintegro que se aplica hoy en todo el mundo es devolverle el IVA a quien lo necesita, y no como ahora que se benefician los que no lo necesitan”, explicó, y puso como ejemplo el caso de los jubilados que percibían la devolución del IVA en los últimos años. “La tecnología permite esa segmentación y disminuye la informalidad, ya que lo aplicás a través de la bancarización”, concluyó.