Como docentes queremos manifestar nuestra tristeza y conmoción, pero también nuestra preocupación por la muerte evitable de Patricia Solorza, estudiante del CUSAM de la carrera de Trabajo Social (IDAES) y de la Diplomatura de Arte y Gestión cultural (IAMK). Patricia era madre de dos hijos y estaba presa, criminalizada por decidir sobre su propia vida. Tenía que ser operada de la vesícula, pero el traslado al hospital llegó dos meses más tarde y con una infección ya en marcha. En el hospital Bocalandro, Patricia tampoco obtuvo la atención necesaria, no dieron claramente con el diagnóstico, y la familia no recibió información precisa. Su muerte era evitable, ocurrió por abandono de un Estado que la debía proteger.El fallecimiento de Patricia no es un caso aislado. Las condiciones en las cuales viven nuestrxs estudiantes del CUSAM y las personas privadas de su libertad ambulatoria en las cárceles provinciales y nacionales, no se condicen con el derecho a la salud que establece la Constitución Nacional para todas las personas de nuestro país, incluidas aquellas que han sido privadas de su libertad ambulatoria.Como docentes hace tiempo que vemos con preocupación los efectos que genera la problemática de la sobrepoblación carcelaria en el Complejo Penitenciario Conurbano Norte. En los últimos tres años y medio la población de esta cárcel creció un 200% y supera el doble de su capacidad, con condiciones de hacinamiento, propicia para la propagación de enfermedades. Escuchamos de operaciones que no suceden en los tiempos necesarios, medicamentos que no llegan, tratamientos y estudios que no se realizan, falta de controles básicos. En el último mes, además de Patricia, fallecieron otras cuatro personas en el penal, también por desatención sanitaria. Aunque este es un problema que afecta a toda la población carcelaria, sabemos que para las mujeres presas estas injusticias son aún mayores.En el caso de esta cárcel, para llegar a nuestra universidad, que queda en una unidad de varones, las mujeres necesitan de una autorización judicial y de que efectivamente sean trasladadas por personal penitenciario a la unidad 48 donde se encuentra la universidad, lo cual no sucede en todos los casos. Estos obstáculos generan desigual acceso a la educación y es para nosotrxs una preocupación central alentar la participación y permanencia de más mujeres en el CUSAM. Es por ello que la muerte de Patricia, una de nuestras estudiantes mujeres máscomprometidas, además de generarnos profunda tristeza, nos desafía a seguir en esta apuesta.Por último, como docentes de un centro universitario que, además de garantizar el derecho a la educación de personas privadas de la libertad ambulatoria, se propone una transformación social de los sujetos y de nuestras instituciones, incluida la penitenciaria, queremos hacerles llegar a las máximas autoridades de nuestra universidad el conocimiento de estas dificultades y comprometerlos con la profundización del proyecto CUSAM para que la vida de todas nuestras estudiantes esté siempre preservada y libre de cualquier tipo de violencia.
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