El encuentro, dicen ellos, fue fortuito. Acodado en el secreto que guarda la guitarra: misterio que les ha llevado a dedicarse a la música y a presentarse, invitados, en la Usina del Arte de Buenos Aires. Allí, Juan Falú y Carlos Moscardini grabaron un disco; así, la posibilidad de repartir el mismo afecto en otros escenarios. Juan Falú & Carlos Moscardini presentan "En Vivo en la Usina" esta noche, a las 21, en Teatro Lavardén (Mendoza 1085).

"No fue preparado en absoluto", cuenta Moscardini a Rosario/12. "Nunca nos propusimos hacer un trabajo juntos. Y resulta que la Usina nos convocó para hacer un concierto. Así que nos propusimos tocar juntos y no hacerlo por separado. Y fue un desafío. Por un lado, por la admiración que tengo por Juan; y por otro, porque lo considero un compositor espontáneo, es un creador en el momento, un improvisador. En el concierto nos encontramos a partir de determinadas composiciones, en general con temas nuestros, porque me gusta que él toque sus obras, y yo tuve el honor de que él tocara temas míos. Resulta que este encuentro se grabó sin que nosotros lo proyectáramos, y nos gustó cómo salió, nos pareció auténtico. El disco es un testimonio de un encuentro muy importante para mí", agrega el guitarrista y compositor.

Con una trayectoria que incluye discos y tarea docente, Moscardini se preocupa por subrayar la importancia que implica tocar al lado de Juan Falú: "tengo una admiración muy grande por él, es un maestro y representa una personalidad muy importante en mi vida artística. Lo considero uno de los grandes de la música popular argentina. Hace muchos años que vengo trabajando en la guitarra solista también, y tuve suerte, porque a muchos guitarristas les pareció que mi trabajo era trascendente y comenzaron a tocar mis temas. Eso me incentivó muchísimo. Juan también reparó en mi trabajo hace muchos años, me invitó a participar del festival Guitarras del Mundo, me convocó para la creación de la carrera de Música Argentina en el Conservatorio 'Manuel de Falla'. A partir de allí vivimos situaciones muy agradables en guitarreadas y en encuentros musicales y docentes. Nos conocemos mucho, sabemos muy bien el camino de cada uno, y los dos tenemos una personalidad muy clara en la guitarra".

"Viví la influencia del rock, el jazz y otras músicas, también por mi condición suburbana. Juan es representante genuino de Tucumán". Moscardini

--¿Qué cuestiones distintivas podrías reconocer?

--Tenemos una distancia generacional que no es muy grande, pero es una distancia. Yo viví toda la influencia del rock, el jazz y otras músicas, también por mi condición suburbana. Tengo una formación mucho más ecléctica. Por su parte, Juan es un representante muy genuino de Tucumán, del noroeste argentino, con una mente muy abierta para la música. En mi caso, la condición suburbana marca una diferencia en el sentido estético, así como ciertos lugares de donde abreva cada uno para llevar adelante el proyecto. En mi música vas a encontrar elementos un tanto rockeros y jazzeros, de fusión, algo que viví con mucha naturalidad. Yo creo en esa fusión, pero en la fusión cultural, no en la fusión musical. La música es el resultado de la cultura de uno, y ése es el caso de los dos. Juan tiene una historia particular distinta; por eso, en el momento del encuentro hay algo genuino, me produce algo muy positivo y aprendo mucho al escucharlo. Noto que a él también le llaman la atención ciertos lugares a donde voy con la música, mi manera de encarar la armonía, de trabajar el contrapunto, las sonoridades. La forma que cada uno tiene de abordar la música produce resultados diferentes, y al encontrarnos surge algo muy genuino. Lo hago con total conciencia de mi historia, sin buscar parecer ninguna cosa distinta.

--En el escenario, ¿siempre hay un margen para que la interpretación permita un diálogo improvisado?

--Por supuesto, es eso lo que sucede. Es más, estuvimos presentándonos en Buenos Aires en varios lugares, y en cada presentación sucedió algo distinto, hasta aparecieron temas como el "Villancico" de Eduardo Falú. Surgió durante la conversación, en el escenario. Lo empezamos a tocar espontáneamente. Yo me acordaba un poco del arreglo, y Juan empezó a improvisar sobre lo que yo tocaba. Tal vez no es la limpieza perfecta, hay algunos riesgos y algunas pifiaditas, pero salen cosas que para nosotros son muy enriquecedoras y las disfrutamos mucho. Y también lo hace la gente, que reconoce ese momento tan genuino.