Tras varios mensajes dramáticos de su tripulación, que temía por las condiciones de seguridad a bordo, el buque Open Arms de la ONG española homónima pudo desembarcar en la isla italiana de Lampedusa a 27 menores no acompañados. El Ministro del Interior Mateo Salvini, desde sus vacaciones en la costa, manifestó su rotundo rechazo. Siguen a bordo en condiciones de hacinamiento 107 personas rescatadas hace 16 días.
Dos lanchas de la Guardia Costera y de la Guardia de Finanzas italianas recogieron del "Open Arms" a 27 menores no acompañados para dejarlos en tierra firme, en medio de aplausos y abrazos entre los que se iban y los que se quedaban. Dentro del grupo había trece eritreos, cinco sudaneses, dos de Chad, dos de Gambia, uno de Ghana, uno de Mali, uno de Nigeria, uno de Etiopía y uno de Egipto, que fueron trasladados a un centro de menores tras pisar tierra firme.
Antes de producirse el desembarco de los menores, la ONG española informó la situación crítica que estaban viviendo las 134 personas dentro del pequeño barco. "La situación está fuera de control. Escapa a nuestra capacidad... A partir de hoy no nos podemos sentir responsables ni garantizar la seguridad de las 134 personas ni de los 19 voluntarios de la tripulación, que están secuestrados en el Open Arms, porque ya es imposible mantener la calma", advirtió Camps..
"En cualquier momento se desata una acción colectiva y no podremos detenerla", añadió el activista, que comunicó la situación al presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez; a la canciller alemana, Angela Merkel; al presidente francés, Emmanuel Macron; al del Parlamento Europeo, David Sassoli, y a las autoridades italianas.
Poco antes, el buque humanitario se había declarado "en estado de necesidad", la misma razón que adujo el pasado junio la capitana de barco Sea Watch 3, la alemana Carola Rackete, para atracar sin permiso y desembarcar a 42 inmigrantes en Lampedusa después de más de dos semanas de bloqueo a bordo.
"Después de 16 días a la espera de un puerto seguro donde desembarcar, de seis evacuaciones médicas y de haber informado sobre nuestra situación a las autoridades, sin que hayamos obtenido ninguna respuesta, nos encontramos en situación de necesidad y ya no podemos garantizar la seguridad de las 134 personas a bordo", informó la ONG.
Tras el desembarco de los menores, la Fiscalía de Agrigento iba a llevar a cabo una inspección médica del barco para verificar las condiciones sanitarias a bordo. La justicia italiana investiga el presunto delito de secuestro de personas por este bloqueo a bordo del barco, a pesar de que hace unos días un tribunal anuló la prohibición de Salvini para que el Open Arms entrara en aguas territoriales.
El Ministro del Interior italiano Matteo Salvini manifestó su indignación por el hecho desde sus vacaciones en la playa. Cada vez más solo en su intransigente postura de no permitir el desembarco de estos migrantes, dio finalmente su brazo a torcer, después de que el primer ministro, Giuseppe Conte, se lo pidiera dos veces por carta.
"Contra mi voluntad y como un ejemplo más de mi leal colaboración, dispongo que no se pongan obstáculos a la ejecución de su decisión", escribió el líder ultraderechista en su respuesta a Conte, no sin advertir de que se dejaba un peligroso precedente. Los intentos de Salvini por impedir la entrada de los migrantes en puertos italianos con dos decretos consecutivos fueron derribados primero por la justicia italiana y después por la propia ministra de Defensa, antigua socia y actual adversaria política, que se negó a firmar el segundo de ellos arguyendo razones humanitarias.
Desde su cuenta de Twitter, Salvini puso en duda tanto las condiciones difíciles en las que viven las personas arriba del barco, así como la edad de los 27 que fueron trasladados a tierra. "Mientras otros ceden, mi posición no cambia. Y como los presuntos "enfermos" no estaban enfermos, tengo curiosidad por ver a los presuntos menores", escribió en la red social.
El primer ministro Conte anunció el domingo pasado que los Gobiernos de España, Alemania, Francia, Luxemburgo, Portugal y Rumanía le transmitieron su disponibilidad para acoger a una parte de los rescatados, pero aún no se formalizó ningún acuerdo de reubicación. Mientras, el barco humanitario Ocean Viking operado por SOS Mediterránea y médicos sin Fronteras (MSF), también sigue buscando un puerto seguro con más de 350 migrantes a bordo.