El ex ministro de Finanzas y ex presidente del Banco Central del gobierno de Mauricio Macri, Luis Caputo, es uno de los grandes responsables de esta catástrofe económica y financiera. Aceptó todos los pedidos de los fondos buitre tirando por la borda años la inmensa tarea de defensa de los intereses del país ante las demandas extorsivas de Singer &cía. Lideró el vertiginoso endeudamiento externo, regalando negocios fabulosos a grandes bancos internacionales amigos. Para cerrar su itinerario por el sector público con una pésima gestión al frente del Banco Central dilapidando reservas en cantidad.
Su legitimación pública por parte del mercado, de gran parte de los medios y de quienes le hacen compañía en charlas con operadores de la city, habla del impactante grado de impunidad que tienen economistas del establisment culpables de las crisis argentinas. Esta es una de las razones que explican por qué se repiten las crisis.
Una cosa es trabajar por la unidad política con figuras que estuvieron enfrentadas o enviar señales económicas para evitar la espiralización de variables financieras o desfilar por los canales de corporaciones mediáticas que se han dedicado a estigmatizar y perseguir a periodistas y a opositores; otra muy distinta es legitimar públicamente a uno de los principales responsables de este desastre económico que tiene inmensos costos sociolaborales.
Existen límites políticos que no deberían cruzarse y también morales que se estrujan en el estómago cuando se regalan sin fundamentos elogios a Caputo.