La Policía de la Ciudad detuvo de forma violenta a dos adolescentes en la puerta de un comedor de la organización social Esperanza, en Magallanes al 1000, del barrio de La Boca. Más de cuarenta efectivos persiguieron a los jóvenes, después de que uno de ellos supuestamente robara un paquete de galletitas de un supermercado porque tenía hambre. El otro joven, que se acercó para ayudarlo, fue agredido por un oficial, que lo agarró del cuello y lo esposó. Ellos son Asael, de 13 años, y Alan, de 16.
Lidia López, integrante de la organización que agrupa a los comedores, contó lo sucedido en diálogo con PáginaI12: “Un chico se había acercado al supermercado chino de la cuadra a pedirle una galletita a la dueña porque tenía hambre. La encargada le dijo que no, y se quedó sentado en la puerta comiendo un paquete de galletitas. La dueña fue e hizo la denuncia y enseguida vinieron más de seis patrulleros para detenerlo”.
“El chico se acercó hasta la puerta del comedor, donde la policía se lo llevó por la fuerza, de forma violenta, e intimidó al resto de los chicos que estaban en el merendero”, manifestó. “A otro chico que se acercó para ayudarlo, lo agarraron del cuello y se lo llevaron entre varios, por suerte pudimos filmar todo lo que pasó”, narró. Sobre todo lo sucedido, López explicó que “solamente se había robado un paquete de galletitas para comer. Todo el maltrato que vivió fue terrible e innecesario”.
“Me subí al auto y me dirigí hasta la comisaría donde le pedí explicaciones a los oficiales que se llevaron a los chicos esposados y sin la presencia de un mayor”, aseguró. “Estuvimos acompañados por el abogado de la organización, desde que se inició todo, hasta que los chicos fueron liberados”, dijo. “Tardaron varias horas en liberar a uno de ellos. Esas cosas no pueden pasar”, expresó la referente.
La Policía de la Ciudad, quien detuvo de forma violenta a estos dos chicos, fue creada en enero de este año. Para su origen, se unificaron 19.000 efectivos de la Policía Federal y 6000 de la Policía Metropolitana. Habían pasado unos pocos días desde su debut, cuando ejerció la represión y el desalojo sobre los manteros que trabajaban en el barrio de Once.
María del Carmen Verdú, integrante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), explicó en diálogo con PáginaI12: “Cuando se instala, como se instaló este año la discusión sobre la peligrosidad de los menores y la necesidad de reformar el régimen penal juvenil, se omite decir que con el régimen que existe hoy, pasa esto”, y agregó: “No me sorprende de ninguna manera lo que sucedió en el comedor del barrio de La Boca. Todos los días nos llegan mensajes de este tipo a través de las redes. Por ejemplo, una chica que vive en Caballito nos contó que vio desde la ventana de su dormitorio, cómo en la noche de la tormenta la policía echaba a patadas a un pibito que duerme en un portal de la cuadra”.
“Estos episodios no son aislados, son crecientes”, aseveró. La abogada sostuvo que “cada vez son más frecuentes y cuentan con mayor legitimación normativo, a través del poder legislativo, y judicial, que cada vez hay más tipo de avales para este tipo de situaciones”.
Hechos como estos suceden porque “cuando se incrementa de manera tan brutal el conjunto de herramientas que tiene que ver con el control territorial y social, es por una necesidad del gobierno de turno de sostener ese disciplinamiento profundo, a partir de la conciencia de que las medidas que está tomando en otros ámbitos generan descontento”.
Informe: Pedro Ruiz de Galarreta.