-Se generó en los últimos días una situación extraña con el gobierno de Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro opina a diario sobre la Argentina, con declaraciones a favor de Macri y en contra suyo. El ministro de Economía, Pablo Guedes, dijo que el Mercosur era un instrumento de apertura de la economía y que si Cristina Kirchner planteaba cerrar la economía, Brasil se iba a ir del Mercosur.
-Son dos andariveles distintos. El ministro de Economía que se quede tranquilo porque nadie quiere cerrar la economía. Lo de Bolsonaro, la verdad es que fue un error mío enredarme en las bravuconadas de él. El vínculo entre Brasil y Argentina debe ser indisoluble. Somos socios demasiado profundos como para pensar que esto se pueda disolver por un presidente de coyuntura. Medio me arrepentí de haber entrado en su juego. Si Bolsonaro quiere bailar ese tango que no cuente conmigo. Finalmente es el presidente que eligieron los brasileros y tendré que, con todas las diferencias que tengo, ayudar a que Brasil y Argentina profundicen sus vínculos.
-¿Pudo comunicarse con Lula? Esta semana habló en una entrevista sobre el resultado en las PASO.
-No, pero hablé con Celso Amorim y la verdad me encantaría volver a verlo a Lula.
-¿Qué actitud tomará respecto al tratado del Mercosur con la Unión Europea?
-Esa es otra mentira del gobierno. Lo que me preocupa es que el canciller llore por la mentira. Que el mundo se ha globalizado es un tema que no tenemos que discutir más, eso ya ocurrió. Discutir las ventajas o desventajas de la globalización es absurdo. Ahora, la globalización no te condena a ser estúpido. Si se revisa la historia del vínculo Mercosur-Unión Europea, es una historia que se inicia cuando se inicia el Mercosur, después se frena. Se reaviva con Néstor y conmigo, cuando viajamos a Viena para un primer reencuentro. Después vuelve a entrar en un estadio de quietud y Cristina lo vuelve a despertar. Luego vuelve a entrar a un terreno de quietud hasta que sale esto que no es un acuerdo sino que es el analizar una serie de puntos durante dos años para ver si se puede concretar el acuerdo. Por lo tanto tenemos dos años para estudiar si esos puntos de acuerdo pueden funcionar. Yo, si le hacen bien a la Argentina, obvio que lo voy a hacer. Lo que no me pidan es que firme un acuerdo invocando la apertura comercial que dañe a la Argentina. Eso no lo voy a hacer porque yo la prioridad para mí es la industria y la producción argentina.
-¿Cómo imagina la relación con Donald Trump, que actuó un poco como salvavidas de la gestión de Macri?
-La verdad que el salvavidas fue el Fondo. Trump lo socorrió a Macri con la plata de todo el mundo, no fue el Tesoro de Estados Unidos el que puso el dinero. Terminemos con esta mentira del supuesto apoyo del mundo a Macri ¿Quién le prestó la plata a Macri? El FMI, que somos todos nosotros, todos los países ¿El G20? Fueron al Colón, lloró Macri, comieron canapés y se fueron diciendo que Macri es Gardel, pero nadie puso un centavo en Argentina ¿Dónde está el apoyo del mundo? Nos prestaron plata a tasas relativamente altas en un momento de tasas más bajas y un día dijeron “no vas a poder pagar, no te presto más plata”, y salimos corriendo a pedirle al Fondo. Esta historia que dice que con Macri nosotros estuvimos en el mundo es una gran ficción. Macri paró toda la inversión china, por ejemplo. Y después fue a pedir por favor que volvieran porque nadie invertía. Hay que actuar con responsabilidad. El vínculo con Trump tiene que ser de respeto, es el presidente de la primera potencia del mundo. El “problema” con Trump es que defiende los intereses de los Estados Unidos como nadie. En todo caso tratemos de copiarlo defendiendo los intereses de Argentina como él defiende los intereses americanos.
-¿Y la relación con China?
-También un vínculo respetuoso y serio. Son potencias en el mundo y no debemos involucrarnos en la pelea entre China y los Estados Unidos porque no es nuestro problema. Lo que sí diría es que si Estados Unidos quiere que China no ingrese a América Latina, que le preste a América Latina la atención que China le presta. Lo que no puede es pedirnos que renunciemos a inversiones que él no cubre tampoco.