A diario nos acechan con amenazas y advertencias si decidimos a conciencia no entrar en los bretes del sistema de dominación y explotación capitalista.

Todos los estímulos apuntan a orientar las conductas en el sentido de la obediencia al autoritarismo, las jerarquías y los dogmas.

Reverenciar a los capitostes que circunstancialmente ocupan las poltronas como si fueran deidades bienhechoras.

La realidad social nos muestra que todos esos comportamientos solo tienden a generar personalidades sumisas, temerosas del ejercicio del análisis, la crítica y el libre pensamiento, de las acciones autónomas y emancipadoras.

La publicidad que en realidad es propaganda de un modo de vida, es como señala Herbert Marcuse, la herramienta ideológica que complementa el proceso de alineación en la producción y lo refuerza con la incitación al consumo compulsivo. Llenar con objetos absolutamente superfluos los vacíos que genera la angustia existencial.

Nos quieren pasivos y aislados, egoístas y hasta indolentes frente al sufrimiento.

Nuestras acciones y conductas deben articularse con las de los demás en sentido contrario a estos mandatos.

Piotr Kropotkin explicó que es el apoyo mutuo el factor principal para la supervivencia. Es la solidaridad activa y no la competencia lo que en todos los tiempos hace nuestras vidas cargadas de sentido y menos miserables.

Los desafíos están a la vista.

 

Carlos A. Solero