Las empresas constructoras de la provincia encendieron ayer la luz de alarma frente a la falta de recursos del Estado provincial y los municipios -como Rosario- para continuar con el ritmo de obras públicas. Advirtieron que podrían correr riesgo unos 2.000 puestos de trabajo.

Con el recorte de más de 2.500 millones de pesos que sufrirá el Estado santafesino producto de los beneficios fiscales otorgados por el gobierno nacional esta semana, se profundizaría la compleja situación del sector.

Representantes de las delegaciones de Rosario y de Santa Fe de Cámara Argentina de Construcción (CAC)se reunieron ayer con los ministros de Economía provincial, Gonzalo Saglione, e Infraestructura y Transporte, José Garibay; y de Obras Públicas, Pedro Morini, y los secretarios de Hábitat, Diego Leone, para analizar los números de las obras públicas.

Un aspecto que apareció en la mesa es el recorte de recursos de Nación a las provincias por distintas vías -subsidios al transporte, fondo sojero- y el no pago, como es el caso de Santa Fe, de los 5.800 millones de pesos del convenio bilateral para Caja de Jubilaciones, que debería haber girado en el primer trimestre del año. Esto provoca una creciente deuda flotante que impacta en la actividad, y que se agravó esta semana aún más con la fuerte devaluación del peso.

Los constructores están preocupados por la ejecución de las obras en marcha, y por la baja de las licitaciones, ya que entre el llamado y la efectiva generación de trabajo hay no menos de 6 meses.

Frente a este escenario, el Estado provincial y los representantes del sector de la construcción consensuaron reducir el ritmo de los trabajos, pero eso provoca, de todos modos, un menor flujo no solo de recursos sino también un incremento de gastos indirectos que tendrán que hacer cargo las empresas.

Esa demora también tiene un impacto directo también sobre la mano de obra. En la actualidad, en el gremio de la construcción (Uocra) trabajan alrededor 40.000 personas de las cuales 10 mil están vinculados a la obra pública.

Las estimaciones por la disminución del ritmo de las obras públicas en marcha y la transición en la gestión que dilatará el lanzamiento de nuevas licitaciones podrían provocar en el corto plazo un recorte de 2.000 puestos de trabajo, algo que las empresas resisten llevar adelante por la inversión en capacitación que realizaron en su personal en los últimos años.

 

Por esta razón, las partes acordaron reunirse a partir de ahora cada dos semanas con la intención de hacer un seguimiento más fino de la situación. También se prevé convocar a la mesa a referentes que designe el gobernador electo Omar Perotti para facilitar una transición en una situación económica compleja.