Los primeros años del siglo fueron pródigos para el tango electrónico. El movimiento buscaba en la fusión de lo digital y el tango la puerta a un nuevo sonido. Junto a otros proyectos, como Bajofondo o Gotan Project, destacó en la movida Tanghetto. El grupo capitaneado por Max Masri presentó Emigrante (electrotango), su primer disco, en 2004. Los 15 años del debut discográfico coinciden con el cierre de la gira motivada por su última placa (Vivo en Buenos Aires) y con una nueva etapa en la carrera del grupo. Todo eso tomará forma este jueves a las 20 en la sala sinfónica del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), en un recital donde la banda contará con Pedro Aznar, Nito Mestre, Sandra Mihanovich y Lito Vitale como invitados, y la participación del bailarín Mauro Caiazza, uno de los referentes de la compañía Tango Freestyle.
“Si uno recuerda esos primeros tiempos de experimentar en un garage, en un conventillo también, jamás imaginaba que iba a repercutir así y durar 15 años. Lo único que pensás es que salga el disco y ojalá le guste a la gente”, rememora Masri cuando Página/12 le sugiere un viaje a los orígenes de Tanghetto.
-¿Cómo evolucionó desde lo musical?
-Creo que el primer disco trataba de representar el momento que uno vivía. El primer tema ya tenía toda esta energía optimista, que la parte electrónica ayudaba a conseguir. El disco se llamaba Emigrante – Electrotango, porque no sabíamos muy bien definir lo que hacíamos. Después otros grupos empezaron a usar “electrotango” como subgénero. Pero jamás sentí que me debía limitar a hacer eso eternamente.
-¿Cómo ves hoy esas primeras composiciones?
-Creo que era muy sincero. Quizás no es cómo lo haría hoy, pero era muy sincero. No había referentes, además, cuando estábamos con el disco no sabíamos que Bajofondo o Gotan estaban haciendo algo que podríamos considerar similar y salieron medio todos juntos. Eso estuvo bueno porque cuando hay referentes uno cae en la necesidad de compararse o imitar y si uno escucha, esos discos son bastante diferentes.
-15 años después, ¿cuál es el proyecto? ¿Cómo piensa musicalmente Tanghetto?
-El concepto es tomar del tango la fusión. El tango se forma por la fusión de distintos estilos de música. Quiero mantener ese espíritu vivo. Colaborar con artistas netamente del tango y con otros que para la industria discográfica pertenecen a otros géneros, pero que tienen esa inquietud de explorar el tango.
-Ahí aparecen Aznar, Vitale, Lidia Borda, Amelita Baltar, ¿cómo fue colaborar con ellos?
-¡Increíble! Primero porque algunos son ídolos absolutos. Y después porque es una aventura el hecho de ponerse a componer y ver qué sale.
-Detrás de esta nueva etapa está la conformación de un colectivo de exploración, ¿verdad?
-La idea es esa, explorar. Hay gente del tango como Lidia Borda o Amelita Baltar, del rock, del folklore está Peteco Carabajal. Con todos hay buenísima onda para explorar y componer. El proyecto es conectar en las diferencias a nivel artístico, y unirlas. Acá el elemento de unión es el tango, o el tango que hacemos nosotros.
-Lidia, Amelita, vienen del tango más tradicional ¿Cómo encajan todos estos mundos?
-El tango tiene una cosa que atrae y ahuyenta a la vez, por esa cosa de solemnidad. Con nosotros capaz se sienten más cómodos para experimentar sin sentir que están rompiendo una regla sagrada.
-¿Siguen existiendo las reglas sagradas en el tango?
-Si me preguntás a mí, creo que no. Pero para muchos sí. Si me hacen una nota en La 2x4 siempre salta alguno a decir que “esto no es tango”. Un periodista de la radio me decía que le pasa hasta con Piazzolla. Y es el músico argentino número 1 en repercusión en todo el mundo, el de mayor prestigio. Es increíble que alguien todavía tenga que defenderlo.
-¿Cómo impactaron estas colaboraciones en el grupo?
-Estamos haciendo muchos temas cantados, cuando antes de estas colaboraciones Tanghetto era mayormente instrumental. El trabajo con estos artistas asume diferentes formas: en algunos casos compusimos, en el caso de Mestre reversionamos un tema suyo, Peteco trajo un tango que compuso él, con Amelita compusimos. Con Aznar también.
-Algunas de estas composiciones nuevas no son tango electrónico.
-¡No, para nada! ¿Por qué los grupos tienen que tener etiquetas rígidas? Punk, heavy metal, tango. Si la música es expresar lo que a uno le pasa... Obviamente hay una conexión con el tango porque es fundamental en Tanghetto, pero no tiene por qué estar ligado a lo electrónico.
-Un sonido más “hybrid” que...
-Lamentablemente a veces te ponen una etiqueta. Pero creo que la gente joven está rompiendo con eso. Vos ves el trap y toma cosas de diferentes estilos. O hay colaboraciones que rompen con ciertos encasillamientos. El tango va a ser parte de la identidad siempre. Pero la libertad de fusionar con otros estilos también. Nosotros nos sentimos totalmente identificados con el tango.