"Cuando un policía termina con una amenaza está haciendo lo correcto". Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación, dio su palmada en el hombro al policía de la Ciudad Esteban Ramírez, quien impactó de lleno con una patada en el pecho a Juan Gómez y le provocó la muerte al golpear su cabeza en el piso. Los argumentos de Bullrich fueron los mismos a los que apeló para defender al policía Luis Chocobar, que mató por la espalda a un joven que había cometido un robo en la Boca. La argumentación de la titular del Ministerio de Seguridad de la Nación cerró con un lamento: "Tuvo mala suerte". Poco después de que la ministra saliera abiertamente a apoyar al policía, la suerte de Ramírez mejoró y fue excarcelado bajo caución juratoria.
Igual que el día anterior había acotado Marcelo D'Alessandro, secretario de Justicia y Seguridad de la Ciudad y único funcionario porteño que hizo declaraciones sobre el caso, la muerte de Gómez fue oportunidad para que Bullrich comentara que "lo mejor hubiera sido que el policía tuviera un arma adecuada para esa circunstancia, una Taser”. La mención a la pistola de descarga eléctrica fue absurda: el impacto de la descarga hubiera derrumbado a Gómez con la misma crudeza que la patada del policía, y todo habría merecido el mismo lamento de Bullrich: "Tuvo mala suerte".
En una entrevista radial, Bullrich sostuvo que "el policía estaba protegiendo a los ciudadanos de una persona que estaba en una situación amenazante y violenta contra los ciudadanos". "Uno no puede ver solo el video sin entender el contexto de que se trataba de una persona que estaba generando una amenaza", agregó la ministra e inmediatamente dio a entender el contexto: "(Gómez) tenía un cuchillo que es una de las armas más peligrosas que puede tener una persona porque si alguien se le acerca lo puede matar con él".
Pese a que en el video viralizado Gómez no hace ostentación de un cuchillo, de ser cierto que lo tenía en su poder, no estaba a la vista, no lo estaba manipulando, ni estaba amenazando con él. El video que publicó Página|12 , ahora con 25 segundos más, previos a la escena viralizada, demuestran que el contexto del que habla Bullrich desmiente la "situación amenazante".
En los 25 segundos anteriores a la escena, que se pueden observar en la nueva extensión del video, que este diario obtuvo de la cuenta de Tuitter de OCIVI (Observatorio Contra la Violencia Institucional) -@OCIVICaba)- se ve a Gómez parado en la esquina, sobre la calle Saavedra, unos 20 o 30 metros antes del lugar donde fue golpeado por el policía. Se lo ve de pie manteniendo el equilibrio con dificultad. En la esquina enfrentada se ve a una mujer policía que controla las acciones. Por la bicisenda de Carlos Calvo pasa un ciclista en dirección a San Telmo sin ser molestado por Gómez. Luego un automóvil blanco que pasa en sentido contrario. Gómez empieza a caminar tambaleándose por la bicisenda. Segundos después, llega el primer motociclista y deja la moto contra la vereda de enfrente. Inmediatamente Ramírez llega con su moto con la que atraviesa la bicisenda, unos cinco o diez metros antes de Gómez. La mujer policía de la esquina se acerca. Igual que el otro motociclista. Aparece el otro policía corriendo, por la esquina de Saavedra. En ese momento Ramírez da la patada, y cuando Gómez ya cayó, llega un patrullero.
Es el contexto del que Bullrich no hace mención: un hombre que apenas si se puede mantener en pie, con las manos en la espalda, rodeado por tres, y luego cuatro policías, uno de frente y tres por detrás. Los uniformados están en control absoluto de la situación. Para Bullrich, terminar la amenaza consistió en golpear violentamente al hombre.
Bullrich, para subrayar lo que ya es innecesario porque está a la vista, comparó el crimen cometido el lunes por la mañana en la bicisenda de Carlos Calvo, con el de La Boca. “Ya lo vimos en el famoso caso del turista norteamericano”, refiriéndose a Chocobar, el policía que fue respaldado por Macri al invitarlo a la Casa Rosada.
“Evidentemente la metodología no fue la mejor -comentó Bullrich-. Lo mejor hubiera sido que el policía tuviera un arma adecuada para esa circunstancia, una Taser”, sostuvo durante una entrevista de Radio La Red. No explicó Bullrich cómo hubiera evitado Gómez golpear su cabeza contra el suelo.
"Mala suerte"
La ministra calificó de “lamentable desenlace”. Dijo que el policía “no buscó” ese final y hasta lo defendió por “no usar su arma” de fuego. El inspector Ramírez “tenía su arma de fuego y no tenía otra de menor capacidad letal, utilizó su cuerpo con la mala suerte de que la persona golpeó mal con la cabeza en el piso y murió”, comentó. La patada de karate de un policía, entrenado para que ese golpe sea efectivo, puede dimensionarse como un arma de lucha cuerpo a cuerpo, tal como se determinó que es el golpe de puño de un boxeador profesional (como en el caso del golpe que Carlos Monzón le propinó a Alicia Muñiz).
La interpretación de los hechos, según Bullrich, debiera ser la siguiente: “Hubo una acción de terminar con una amenaza. Y cuando (un policía) hace eso, está haciendo lo correcto. Pudo haber pegado una patada más liviana o menos liviana”, pero lo que hizo fue “querer reducir” a la supuesta amenaza.
La titular del juzgado en lo Criminal y Correccional 8, Yamile Bernan, resolvió excarcelar a Ramírez bajo caución juratoria por considerar que no existen riegos procesales de que se fugue o entorpezca la investigación. La fiscal Ana Yacobucci, en cambio, se había opuesto a la excarcelación por entender que al ser policía, el acusado podía justamente entorpecer la investigación. El defensor de Ramírez, el abogado Raúl Alcalde, el mismo que había defendido al ex jefe policial José Potocar, el primer jefe de la Policía de la Ciudad designado por Horacio Rodríguez Larreta. Curiosamente ni el jefe de Gobierno porteño, ni Diego Santilli, vicejefe y, como ministro de Seguridad, jefe de la Policía de la Ciudad, hicieron mención de la patada de Ramírez, de las Taser ni de la "mala suerte" de Gómez.