La copresidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Norma Ríos, declaró en Rosario en el marco de la megacausa por delitos de lesa humanidad conocida como Feced III. “En APDH nuestro principal objetivo de militancia cotidiana es hacer realidad la consigna de juicio y castigo a los culpables de los crímenes más feroces de nuestro pasado reciente perpetrados por el propio Estado”, dijo Ríos en su declaración. “Esta consigna se va llenando de sentido a cada paso que damos como pueblo. En esta etapa de los juicios nos centramos en propender a que el relato de la justicia refleje con la mayor fidelidad posible lo ocurrido”, agregó la dirigente, que declaró como testigo de concepto, en el último testimonio previo a los alegatos.
La causa que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 1 de Rosario se conoce como Feced III por el nombre del ex comandante de Gendarmería que asumió durante la última dictadura cívico militar la jefatura de la Policía de esa ciudad. Los imputados están acusados por delitos de privación ilegal de la libertad con agravantes, tormentos agravados, abusos sexuales agravados, homicidios agravados y asociación ilícita y cuenta con el testimonio de 154 víctimas que declararon haber estado detenidas en el centro clandestino de detención montado en el ex Servicio de Informaciones de la Policía de Santa Fe. Los trece imputados son Alcides Ibarra, Carlos Ulpiano Altamirano, Daniel González, Eduardo Dougour, Ernesto Vallejo, Héctor Gianola, José Carlos Antonio Scortechini, José Rubén Lofiego, Julio Fermoselle, Lucio César Nast, Mario Alfredo Marcote, Ovidio Marcelo Olazagoitía, Ramón Rito Vergara y Ramón Telmo.
Las sucesivas dilaciones en el inicio del proceso trajeron amargas consecuencias para las víctimas y aquellos que las acompañan: el juicio ya no puede contar con la presencia del sacerdote imputado Eugenio Zitelli, partícipe y cómplice de los homicidios perpetuados por los represores, dado que falleció y así evitó la condena. El rol que jugó el cura ante los métodos de tortura fue bendecir perversamente a las propias víctimas en el Servicio de Informaciones.
“Hablé de la historia de la APDH, presenté la fotocopia de una nota periodística de 1978 con uno de los primeros listados de desaparecidos que impactó mucho, y también hablé de la etapa de los 90, los escraches, hasta la derogación de las leyes de impunidad, la apertura de las causas en Rosario, todo el camino hasta llegar al 2009 con la audiencia con 10 mil personas”, describió en diálogo con PáginaI12. Ríos acaba de donar su archivo personal en nombre de APDH al Museo de la Memoria, son más de 20 mil documentos y 10 mil fotos y videos. “Hay una continuidad entre el genocidio del pasado, con el genocidio económico de los años 90 y el genocidio cultural”, apuntó. “La impunidad se fue desmontando con las Madres y Abuelas a la cabeza, pero también las organizaciones de derechos humanos, sociales, políticas y sindicales, especialmente desde la izquierda. También hablé de la resistencia. Si alguien dice que no se podía hacer nada en la dictadura es mentira, cuando volvió la democracia fue el discurso que usaron la burocracia sindical, la oligarquía, los intelectuales desertores, la Iglesia y los capos de los partidos políticos porque no habían hecho nada, la resistencia en dictadura existió”, dijo Ríos, al recordar lo que declaró.
“Lo más tremendo de los genocidas es que son tremendamente humanos, idénticos a ustedes y a mí, no tienen una cola o cuernos, no son verdes o azules, por eso es tan espantoso, el primer genocida que escrachamos en 1978, Lofiego de Rosario, era un tranquilo señor que paseaba su perrito frente a una escuela, compraba libros, normalidad absoluta, y cinco minutos antes una detenida que había sido torturada y violada se lo cruzaba por la calle principal”, agregó. Según Ríos, "hubo una línea de tiempo porque los torturadores seguían impunes, el jefe de policía los seguía defendiendo, y hoy cuando mataron a María Angeles París el gobernador dijo que no la habían torturado en la comisaría, pasan los días y vemos los asesinatos por televisión como el policía que mató a un hombre de una patada y el Gobierno lo sigue apoyando". Para la dirigente esto es la continuidad de la misma impunidad.
Su declaración, según contó, fue muy afectiva además de política, por el reconocimiento de varios dirigentes locales. "No somos los que nos subimos a la ola del momento, siendo siempre una mujer de izquierda, mi esposo estuvo preso seis años por ser del Partido Comunista, y nuestra hija es concejal de La Cámpora en Ciudad Futura, tenemos cubiertos todos los frentes", dijo al referirse al amor que supera las diferencias ideológicas.
“Quiero agradecer a los abogados de la APDH y a las compañeras y compañeros que hoy estuvieron presentes. Declarar fue una gran responsabilidad para mí porque me puse en la voz de todas y todos aquellos que no llegaron nunca al tribunal, ya sea porque no pudieron o porque ya no están”, aseguró Ríos, quien fue acompañada por las demás copresidentas del organismo pionero de derechos humanos. Y agregó: “En esta ciudad fundamos el Museo de la Memoria y fue el primer lugar del país donde hicimos un encuentro de derechos humanos; nunca dejamos ni vamos a dejar de buscar memoria, verdad y justicia, desde lo judicial y en las calles”.