“Estamos aquí para homenajear a la Constitución, que nos habla de valores. Somos millones los que queremos ser ciudadanos y no habitantes. Queremos vivir en una democracia republicana. Está en nosotros cuidarla”, dijo Macri, en un discurso con tono de campaña, en el que dijo que "en estos días difíciles, de angustia para tantos argentinos", hoy, "más que nunca, tenemos que hablar de nuestra Constitución". Sin respuestas en el terreno económico, origen de la "angustia de estos días difíciles", la campaña presidencial se refugia nuevamente en la fraseología "republicana".
Mauricio Macri aprovechó el acto por los 25 años de la reforma de la Constitución Nacional para retomar el proselitismo. La oportunidad se dio en el museo del Parque de la Constitución, en la ciudad de Santa Fe, al cumplirse un cuarto de siglo del fin de la Convención que modificó la Carta Magna.
Allí afirmó que "nuestra Constitución se trata de valores, de la justicia, de la paz, de la libertad, una declaración que establece el país que queremos y cómo queremos convivir, y lo que somos nos llena de orgullo", en un acto en el que además se homenajeó a los constituyentes de 1994 y se entregó medallas a quienes participaron de la reforma. También se recordó a los tres ex presidentes fallecidos, Raúl Alfonsín, Néstor Kirchner y Fernando de la Rúa, que fueron convencionales en aquella ocasión.
Con alusiones no tan veladas a que él sería el garante de la Constitución frente a la alternativa del Frente de Todos, manifestó que la Carta Magna “nos habla de valores” en un país en el que “somos millones los que queremos ser ciudadanos y no habitantes”. Insistió en que “queremos vivir en una democracia republicana” y que “está en nosotros cuidarla”.
La reforma fue consensuada en noviembre de 1993 por el entonces presidente Carlos Menem y Alfonsín, a la sazón líder de la UCR. El Pacto de Olivos estableció la agenda de la reforma: a cambio de otorgarle a Menem la reelección presidencial, dos mandatos de cuatro años en vez de uno de seis y la eliminación del Colegio Electoral, Alfonsín consiguió la autonomía de la ciudad de Buenos Aires (tradicionalmente antiperonista), la elección directa de tres senadores nacionales (uno por la minoría, por ese entonces radical en la mayoría de las provincias), la creación del Consejo de la Magistratura (con fuerte peso de la corporación de abogados, también mayoritariamente radical) y el cargo de jefe de Gabinete.
“La democracia es una forma de vivir y está en nosotros cuidarla", dijo Macri, que insistió en que "siempre" concibió el poder "para servir", y que "hoy se respira libertad, transparencia, y sobre la mesa está la verdad, incomode a quien incomode, no hay abuso de poder porque a mayor poder, más humildad". Algo que contrasta con la evidente opacidad del aparato de inteligencia, mediático y judicial que el Gobierno utiliza para criminalizar a los opositores.
En esa línea, estimó que "no hay mejor manera de defender la Constitución que acatarla, no atacarla", y expresó que "cuando hablamos de acatarla, no es sólo reclamar la libertad de prensa sino dar la cara cada vez que haga falta, dejar que los periodistas pregunten lo que quieran sin presiones y responder todas las preguntas". Un frase por lo menos curiosa para un presidente que no otorgó ningún reportaje durante todo su mandato a los medios que no respaldaron explícita, y a veces groseramente, las operaciones comunicacionales de su Gobierno.
También afirmó que "acatar la Constitución" es "no sólo hablar de división de poderes, sino respetarla en la práctica, sin nunca querer influir en las decisiones de los jueces o en las votaciones de los legisladores", dijo el Presidente que reclamó, y logró, la prisión preventiva de los dueños de medios opositores; desplazó a los funcionarios judiciales que intentaron investigar sus negocios familiares, incluido el escándalo de los Panamá Papers, el Curreo Argentino, los peajes y los convenios energéticos.
Macri definió como “generación valiente” a los convencionales electos el 10 de abril de 1994, que comenzaron su labor el 25 de mayo de ese año y culminaron el 22 de agosto con la promulgación de la Constitución que reemplazó a la de 1853 y fue jurada dos días después, hace hoy 25 años. El mandatario no dudó en decir que se trató de "una apuesta a nuestra madurez, a nuestra institucionalidad y a nuestro sistema electoral para que sea más representativo".
En el cierre, dijo que "la posibilidad de seguir transformando para siempre la Argentina está en nuestras manos", algo que "depende de nosotros y de nadie más", en palabras que parecían más bien dirigidas a suplicar por la fidelidad de su golpeado electorado de cara a octubre.