La bronca anti-Trump no afloja. En un rechazo que redobla esfuerzos contra el millonario presidente, los estadounidenses se lanzaron ayer a las calles de Nueva York, Chicago, Los Angeles y ciudades de todo el país para protestar contra Donald Trump y sus políticas, a un mes de la llegada del magnate inmobiliario a la Casa Blanca y en medio de muestras de descontento con el mandatario republicano. Los organizadores de la protesta aprovecharon el feriado en Estados Unidos, conocido como “Día del Presidente”, para convocar a marchar bajo el lema “El Día de no es mi presidente”, una consigna que ganó popularidad en las protestas que se vienen desarrollando desde la elección del mandatario, en noviembre.
Mientras la mayoría de los empleados estatales, los trabajadores de la educación y de la salud estaban de franco, y con los estudiantes sin clases, varios millares de personas respondieron al llamado y salieron a protestar en Nueva York, Chicago, Los Angeles y al menos 20 ciudades más, según los organizadores.
En Nueva York, la protesta arrancó poco después del mediodía cerca del Columbus Circle, donde hay una estatua de Cristóbal Colón, y del Trump International Hotel y la Torre Trump, rodeada por agentes de la policía. La marcha ocupó casi nueve cuadras y llegó incluso al Central Park. En una de las esquinas del enorme parque, casi frente al hotel, participantes de la movilización cantaron “¡Donald Trump se tiene que ir!”. Otros llevaban pancartas que decían: “No, en nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista”.Otros carteles rezaban “Nunca será mi presidente”, “Rechazamos el odio”, “Hay que echar a Trump” y “No al muro”, en alusión a la valla que promete levantar en la frontera con México. Al lugar llegó un pequeño grupo de partidarios de Trump que intercambiaron gritos con el resto de los manifestantes, sin que se produjeran incidentes. “Mi familia emigró a este país desde la República Dominicana”, dijo Maria Amoldinado, una joven de 23 años de Yonkers, quien dijo que protestaba contra las políticas antiinmigración y el autoritarismo de Trump.
En Los Angeles, los manifestantes marcharon hacia el Palacio Municipal cantando “¡No es mi presidente!”. Los organizadores afirmaron que hubo más de 1.000 personas. En Chicago, miles se manifestaron cerca del Trump International Hotel & Tower, escenario de grandes protestas desde la asunción del presidente.