El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nombró ayer al teniente general Herbert Raymond McMaster de 54 años, un estratega militar, con experiencia en combate en Afganistán, Kuwait e Irak, como su nuevo asesor de Seguridad Nacional, tras la crisis desatada por la renuncia de Michael Flynn a raíz de sus contactos con funcionarios rusos.
Trump describió a su nuevo asesor como “un hombre de tremendo talento y experiencia” durante una breve intervención sorpresa desde su residencia Mar-a-Lago en Palm Beach (Florida), donde pasó el fin de semana y el Día de los Presidentes, que se celebraba ayer en Estados Unidos (ver aparte). “He leído mucho estos dos últimos días, y McMaster es muy respetado en las Fuerzas Armadas”, añadió el mandatario, que apareció flanqueado por McMaster y por el teniente general Keith Kellogg.
Kellogg, al que Trump también había barajado para el puesto, retomará el cargo de jefe de gabinete del Consejo de Seguridad Nacional tras ejercer como asesor de Seguridad Nacional interino durante la crisis por la salida de Flynn, que duró exactamente una semana. “Creo que esta combinación es algo muy, muy especial”, “es un gran equipo, nuestro país tiene suerte de tener dos personas como estas”, comentó Trump sobre los generales.
McMaster, cuyo nuevo cargo no requiere la confirmación del Senado, pronunció unas breves palabras para agradecer al presidente la oportunidad.
“Solo quiero decir que es un privilegio poder seguir sirviendo a nuestra nación. Estoy agradecido por esta oportunidad y estoy deseando unirme al equipo de seguridad nacional y hacer todo lo que pueda por potenciar y proteger los intereses del pueblo estadounidense”, afirmó.
Trump, que entrevistó a al menos cuatro candidatos para el puesto, aseguró tenerles “mucho respeto” y dijo que hablará en el futuro con algunos de ellos, sin aclarar si tiene algún cargo en mente que asignarles.
Entre los nombres que barajó destacan el del exembajador de Estados Unidos en Naciones Unidas John Bolton y el del superintendente de la Academia Militar de Estados Unidos, el teniente general Robert Caslen. Trump dijo que a Bolton le va a pedir que trabaje con él “en otra capacidad un poco diferente”. “John es un tipo genial, hemos tenido algunas reuniones realmente buenas con él, sabe mucho”, agregó, sobre Bolton, cuyo nombre se barajó también para otros puestos del Gobierno Trump sin que haya terminado de decidir que hacer con ellos hasta ahora.
El teniente general McMaster no era el favorito para el cargo, ya que Trump había elegido al vicealmirante Robert Harward, el jueves pasado, quien lo rechazó rápidamente. “El trabajo exige una dedicación de 24 horas al día, siete días a la semana y un compromiso para hacerlo bien. Actualmente, no puedo comprometerme”, explicó Harward en un comunicado oficial.
Al nuevo asesor de Seguridad Nacional se le considera uno de los principales estrategas del Ejército de Estados Unidos. McMaster nació en Filadelfia en 1962. Se graduó en la Academia Militar de Valley Forge. Luego se graduó en la Academia Militar de Estados Unidos de West Point en 1984. Su tesis fue crítica de la estrategia estadounidense en la Guerra de Vietnam, que luego fue ampliada en su libro Dereliction of Duty (Negligencia del Deber). Este libro es muy leído en los círculos del Pentágono. McMaster es un general forjado al calor de la sucesivas guerras estadounidenses de las últimas décadas. En la foja de servicios de McMaster figura que sirvió en Irak en las guerras de 1991, de 2004 a 2006 y en Afganistán. La revista Time lo incluyó en 2014 en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo y lo describió como “el arquitecto del futuro del ejército de Estados Unidos”.
Con su elección, Trump reafirma su confianza en militares de alto rango para el asesoramiento en temas de seguridad: tanto Flynn como el secretario de Defensa, James Mattis, son generales retirados con las máximas condecoraciones.
La salida de Flynn el pasado lunes tras apenas 24 días en el cargo fue una de las principales crisis con las que tuvo que lidiar Trump en su primer mes en la Casa Blanca. A Flynn se le pidió renunciar al cargo en medio de una polémica por sus conversaciones sobre las sanciones estadounidenses a Rusia con el embajador de ese país en Estados Unidos antes de que Trump asumiera el cargo.
Su salida se produjo después de que se demostrara que engañó al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y a otros altos cargos del Gobierno sobre el contenido de sus contactos con funcionarios del Gobierno ruso. “Me decepcionó saber que los hechos que comunicó el general Flynn no eran exactos. Pero honramos el largo servicio del general Flynn a los Estados Unidos y apoyo completamente la decisión del presidente de pedirle la renuncia”, aseguró ayer Pence en una conferencia de prensa en Bruselas, durante su primera gira oficial por Europa en representación del flamante gobierno de Trump.
Trump regresó ayer a Washington después de su tercer fin de semana consecutivo en su lujoso club privado Mar-a-Lago, donde se reunió con los candidatos a asesor de Seguridad Nacional e hizo llamadas a líderes extranjeros, además de desplazarse el sábado al aeropuerto internacional de Orlando para dar un mitin.