En los últimos seis meses, apenas tres de cada diez empresas metalúrgicas realizaron inversiones productivas. Un tercio declaró tener rentabilidad negativa y casi la mitad achicó su plantilla de personal ya que la utilización de la capacidad productiva está en el 50 por ciento. Estos indicadores fueron publicados por Adimra, una de las principales cámaras del sector, en su último informe. Sin embargo, el Gobierno sostiene que la economía tiene “bases más sólidas” para crecer de manera sostenida en los próximos años y el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, minimiza la destrucción de empleo a la “casuística”, a pesar de que las propias cifras oficiales así lo muestran. Como viene sucediendo casi a diario, una autopartista multinacional ubicada en Rosario anunció a sus empleados 26 despidos en caso de no llegar a concretar esa cantidad de retiros voluntarios ofrecidos (ver nota aparte).

El sector metalúrgico está en el centro del entramado manufacturero. Incluye la fabricación de máquinas y bienes de capital, autopartes, productos de metal como envases y estructuras, carrocerías, maquinaría agrícola, fundición y equipamiento médico. La producción de esos rubros está actualmente casi un 20 por ciento por debajo del nivel que mostraban en 2015, resultado que se explica por el derrumbe del poder adquisitivo del salario, suba de costos, cierre del crédito y apertura de importaciones, que en conjunto traccionan a la baja a la inversión productiva.

En paralelo al achicamiento de la producción, el empleo metalúrgico acumula una caída del 15 por ciento desde 2015, equivalente a una pérdida de casi 23 mil puestos de trabajo (excluyendo a la siderurgia) durante la gestión de Mauricio Macri. En el terreno del comercio exterior, los datos oficiales muestran que las exportaciones de manufacturas industriales, en donde se destacan los autos pero también hay productos metalúrgicos, tienen una caída del 9,3 por ciento en el primer semestre.

El fuerte deterioro desde 2015 se monta sobre un estancamiento e incluso parcial contracción de años previos. Desde el estallido de la crisis cambiaria del año pasado, la crisis se agudizó. Según Adimra, en el segundo trimestre el 46 por ciento de las empresas metalúrgicas redujo su plantilla de personal, el 38 por ciento achicó horas extra y el 16 por ciento recortó la jornada laboral. El nivel de utilización de la capacidad instalada se ubicó en el 51,3 por ciento, frente al 54,7 por ciento de 2018.

Desde fines del año pasado se produjeron cierres de empresas del sector como Duetz Agco, Metalpar, Cooperativa de Trabajo Talleres Junin, Metalúrgica Aruba, Arcynur, Clapp, Dino Mattioli, Brembo, Metalúrgica Tandil y Palagi Hermanos.

El nivel de producción metalúrgica muestra en el primer semestre una caída del 7,4 por ciento frente al mismo período del año pasado (cuando ya había caído un 3,4 por ciento interanual). A nivel regional, la actividad en Entre Ríos muestra una caída del 9,2 por ciento en el primer semestre, mientras que Santa Fe registra una baja del 8,2. En Córdoba, la merma es del 6,3 por ciento y Buenos Aires y CABA, del 5,3 por ciento. El desagregado sectorial muestra que carrocerías, remolques y semirremolques tiene una caída del 23,6 por ciento, seguida por fundición (-9,6), autopartes (-9,1), bienes de capital (-9,0), equipos y aparatos eléctricos (-8,0), maquinaria agrícola (-3,9) y equipamiento médico (-2,6 por ciento).