PáginaI12 en Colombia
Desde Medellín
Hasta mediados de agosto, eran 36 los indígenas asesinados en el Cauca colombiano. El homicidio del profesor Orlando Gómez, rector de un remoto colegio en el pueblo de Caldono, y la emboscada sufrida por varios indígenas donde resultaron dos muertos y diez heridos, ayudaron a amplificar el grito de las comunidades milenarias que no venían siendo escuchadas. Días atrás el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) había manifestado su gran preocupación, porque según explican, los grupos armados les declararon la guerra en el Norte del Cauca, como lo hicieron también con los educadores y transportadores. En la zona los ilegales se disputan el control de economías ilegales como tráfico de cocaína y marihuana y minería de oro, mientras el Ejército colombiano no logra copar los espacios que dejó la ex guerrilla de FARC que antes tenía dominio en esta zona. Sin embargo, la violencia que viven los indígenas no es una novedad.
PáginaI12 habló con Armando Wouriyu Valbuena, considerado maestro de Sabiduría por la Unesco y perteneciente al pueblo nación Uaiú. Valbuena hace parte de la Organización Indígena del Cauca (ONIC) y fue secretario de la Comisión Étnica en las negociaciones entre las FARC y el gobierno durante los Diálogos de La Habana. Con una preocupación que llevó a la ciudad de Popayán a la Ministra del Interior Nancy Gutiérrez, Armando Wouriyu cuenta que aún no obtienen respuestas y las reuniones con alto gobierno parecen todavía infructíferas, como durante los últimos paros agrarios y mingas indígenas. Sus declaraciones vienen en momentos en que el movimiento social del país alza la voz por todos los líderes sociales (más de 700) asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016 que llevó al desarme de las FARC y tiene hoy al país en un nuevo reacomodamiento criminal y narco del que los indígenas tampoco se escapan.
--¿Qué le está pasando a los pueblos indígenas en Colombia ?
-- Los pueblos milenarios nómades están unos en confinamiento por la guerra, en aislamiento voluntario y otros, sometidos a la sedentarización; estamos seminómades en el Pacífico, Orinoquía y Amazonía, y también somos sedentarios, andinos y del desierto. En total somos un 3 % de la población y vivimos bajo los principios de armonía y equilibrio con los animales y vegetales, en los espacios aéreos, marítimos y terrestres, donde están nuestros dioses y espíritus. Pero la espacialidad vital milenaria y ancestral está siendo destruida por la economía liberal que fundamenta sus deberes en la acumulación del capital, destruyendo el ecosistema y sometiendo con sus principios al calentamiento global y sus repercusiones colaterales como es la muerte de más de cinco mil niños Uaiú, lo cual es parte del genocidio que vivimos.
--¿Cómo están viviendo el posconflicto y la supuesta paz?
--Desde el inicio de la guerra en 1492, las acciones genocidas, el despojo, el desplazamiento, la desestructuración social y, la desposesión de la propiedad y la prohibición del uso y goce de nuestros bienes no han cesado, más bien se perfeccionan y bajo los principios de dignidad, seguimos manteniendo el deber moral de resistencia.
Desde 1810 a 1890, las leyes desconocieron nuestros derechos de humanidad y de 1890 a 1991, la república liberal de Tomás Cipriano de Mosquera, Jorge Tardeo Lozano y otros nos despreciaron como seres humanos. De acuerdo a la ley, fuimos ciudadanos salvajes, semisalvajes y civilizados. La política de educación pública y justicia fue delegada al estado del Vaticano. Y vemos que después de la Constitución de 1991 la actitud de los funcionarios públicos sigue siendo de desprecio social, acciones excluyentes, segregación y apartheid.
En el acuerdo de paz de las FARC con el gobierno nacional logramos un capítulo étnico para que se aplicaran todos los derechos de los derechos humanos. Pero no se le cumple a las FARC, y tampoco se cumplen los 538 acuerdos que incluye el tratado de paz. Aquellos establecidos en los derechos sociales, culturales y económicos, los civiles y políticos, para su uso y goce tampoco, al contrario se recrudece la violencia y exclusión en los territorios.
--¿Cual es el balance del último mes respecto a ataques al pueblo indígena?
-- A los pueblos milenarios nómades del Pacífico, Orinoquía y Caribe ( Wounan, Wamone, Yukpa, etc) no se les permite la cacería en sus territorios por el minado del territorio y ocupación militar, paramilitar e insurgente; no se puede ir a pescar por la veda en los ríos y además la contaminación de mercurio en los ríos, tampoco se puede hacer recolección de alimentos en los bosques: eso significa destrucción de la economía nómade y por ende la disminución de nutrientes en el sistema alimentario, lo que significa en el derecho internacional: genocidio.
Los pueblos y/o naciones semi nómades sufren las consecuencias de una planeación para personas de urbes que desconocen las economías milenarias y trae consecuencias irreversibles en lo cultural: eso es genocidio.
Y además los sedentarios del desierto están viviendo el calentamiento global y el extractivismo que destruyó el ingreso de las aguas a los ríos subterráneos del desierto, mientras los peces se alejan de las costas buscando aguas frías; esa es la causa de las muerte de más de cinco mil niños. Eso es genocidio. A ello se le suma el.asesinato selectivo al intelecto de los pueblos, que son nuestros líderes y guías espirituales.
--¿Cómo explican la creciente oleada de violencia contra ustedes?
-- El gobierno colombiano tiene una política energética acorde a los intereses de empresas extranjeras y ha creado normas para el florecimiento de la minería, uso, goce y disfrute de las aguas, uso, goce y disfrute de del viento y del aire, exonerándolos de impuestos y entregando los territorios ancestrales nuestros y de allí la causa real de violencia sistemática, acción muy propia del genocidio.
--¿Qué piden a las autoridades?
-- Cumplir su responsabilidad moral y política de proteger la vida, la dignidad los ciudadanos milenarios y detener los avances sistemáticos del genocidio.