Con la crudeza que los caracteriza a la hora de analizar la situación de los países que acuden a sus brazos, en especial cuando hay en el medio miles de millones de dólares como los acordados con el gobierno de Mauricio Macri, los enviados del Fondo Monetario Internacional le plantearon al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, y a sus principales colaboradores que las PASO habían dejado como consecuencia un "notorio vacío de poder" en la Argentina y que era algo debía resolverse. En ese marco, apareció en el diálogo la posibilidad de un adelantamiento de las elecciones. No se especificó si de esa situación dependía de alguna manera el envío de los fondos que el organismo debe liberar el próximo mes. Pasada la medianoche, un imprevisto comunicado del FMI, se preocupó por tomar distancia de ese aspecto de la conversación que ya había trascendido.
"El Fondo Monetario Internacional desmiente categóricamente que miembros de la delegación actualmente presentes en Argentina, hayan sugerido adelantar las elecciones presidenciales por supuestas preocupaciones acerca de un hipotético 'vacío de poder', empieza el comunicado que después enfatiza que "en ningún momento miembros de la delegación del FMI hablaron en estos términos durante la reunión que mantuvieron hoy (por el lunes) con el Sr. Alberto Fernández y sus asesores económicos". Bien leído, el énfasis está más puesto en los detalles que en su globalidad. Sin embargo, ese debate terminará siendo anecdótico: lo que interesa a funcionarios y políticos es si el Fondo, profundamente comprometido por el fracaso de la gestión macrista, terminará autorizando el desembolso o no.
Alberto Fernández estuvo acompañado por los economistas Cecilia Todesca y Guillermo Nielsen, y por su jefe de campaña Santiago Cafiero. Del otro lado de la mesa, el titular del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, y el jefe de la misión, Roberto Cardarelli, no anduvieron con vueltas a la hora de trazar el panorama que veían en el país luego del contundente resultado que arrojaron las primarias del 11 de agosto y de las reuniones que venían manteniendo. El fastidio era porque en cuanto en la reunión avanzaban un poco acerca de lo que debía hacerse para resolver la crisis, Fernández y sus colaboradores de inmediato le advertían que ellos no podían hacer nada porque --como siempre repite el ex jefe de Gabinete-- recién es un candidato, ni siquiera un candidato electo, y no tiene posibilidad de tomar ninguna determinación.
"Entendemos lo que ustedes plantean, pero nosotros no podemos hacer nada porque no formamos parte de la gestión. Tenemos la legitimidad, pero no tenemos el poder", fue una de las argumentaciones, para desconcierto de los enviados que veían naufragar toda posibilidad de avanzar en las conversaciones más allá de lo formal. El primer encuentro lo habían hecho con funcionarios que estaban de salida y con poco poder de decisión, mientras que ahora conversaban con quienes habían recibido la bendición de las urnas pero no contaban con el poder formal. "Esto se tiene que resolver lo antes posible así nos podemos poner a trabajar en concreto", concluyeron los enviados que, justamente, explicaron que venían en misión exploratoria para resolver la situación.
Frente a este planteo, surgió como única alternativa la posibilidad de un adelantamiento de las elecciones. Pero les explicaron que la ley establece que la elección tiene que hacerse dentro de los 60 días previos al fin del mandato. Es decir, que como mucho podrían adelantarse al domingo 13 de octubre, dos semanas antes al ya establecido 27 de octubre. La otra alternativa, más engorrosa todavía, sería que Mauricio Macri renunciara a la presidencia y ahí sí se podría pensar en una elección en septiembre y la hipotética asunción del nuevo gobierno en noviembre.
Pese a la explicación institucional de Fernández acerca de los pasos electorales necesarios antes de las elecciones, los enviados insistieron en la necesidad de contar con un interlocutor. Lo que no quedó claro en la reunión fue si ese "vacío de poder" planteado por el dúo Cardarelli-Werner pone en peligro el envío de los 5.400 millones de dólares que deberían llegar en septiembre. "Nosotros no lo preguntamos, no correspondía. El tema no salió en la reunión, pero nos quedó claro que están preocupados", resumían en el Frente de Todos.