La cabecera de la marcha fue una postal de una de las formas que toma el horror en tiempos de paz: decenas y decenas de rostros, en su gran mayoría de jóvenes y adolescentes, que se hicieron presentes desde las remeras y pancartas de sus familiares y amigos, que junto a organizaciones sociales y de derechos humanos, marcharon contra el gatillo fácil. La consigna, "Ni un pibe menos, ni una piba menos", aunque simple, nunca tan necesaria cuando las balas de las fuerzas de seguridad arrasan por goteo a un sector de la población y suman, año tras año, a nuevos familiares que, sobreponiéndose al dolor, salen a la calle para reclamar justicia. "Estamos acá para visibilizar la lucha contra la represión estatal, exigir justicia, y poder decir nunca más", dijo a este diario antes de que comenzara la quinta Marcha contra el Gatillo Fácil Emilia Vassallo, mamá de Pablo "Paly" Alcorta, fusilado en 2013 por un agente de la bonaerense. Al cierre del acto, los organizadores leyeron un documento en el que condenaron las políticas represivas implementadas por el presidente Mauricio Macri y su ministra Patricia Bullrich.

"Basta de gatillo fácil. Ni un pibe menos. Ni una piba menos. Ni una bala más. El Estado es responsable". Detrás del texto impreso en la bandera de arrastre se acumulaban los rostros de los ausentes estampados en remeras blancas, en pancartas y banderas que portaban los familiares. Una de ellas, por lo reciente del hecho, no dejaba de impactar entre tantas tragedias: sobre fondo blanco, las caras de Camila López, de 13 años, Gonzalo Domínguez, 14, Danilo Sansone, 13, Aníbal Suárez, 22 y Rocío Guagliarello, 13. Por encima de las imágenes de los cuatro jóvenes y la única sobreviviente de la masacre de San Miguel del Monte, ocurrida en mayo pasado, se podía leer: "a los pibes los mató la policía".

Pasada las cuatro de la tarde, cuando arrancó la marcha que recorrió el trayecto de Plaza Congreso a Plaza de Mayo, esa misma consigna estalló en la garganta de todos los familiares. Ahí estaban Dolly Sigampa, mamá de Ezequiel Demonty, familiares de Danilo y Camila, de Luciano Arruga, de Omar Cigarrán, de Diego Cagliero, asesinado en Martín Coronado unas horas antes de la masacre de Monte, de las víctimas de otra masacre, la de Pergamino, donde en 2017 la policía de esa localidad bonaerense dejó morir calcinados a siete jóvenes que estaban detenidos en la Comisaría Primera. También acompañaba la movilización Mirta Baravalle de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

Detrás, marcharon integrantes de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), del MTE-CTEP, La Poderosa, la Asociación de Profesionales en Lucha, la Red de Familiares de Víctimas del Sistema de Encierro, el centro de estudiantes del Huergo, y columnas de los partidos de izquierda.

Mientras en una pancarta se reclamaba "Fuera Bullrich", otra recordaba al artesano Santiago Maldonado y a Julio López, el albañil desaparecido en el marco del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. También hubo lugar para las paradojas en los carteles: uno advertía que "ningún pibe nace chorro", y otro, colgado en una bicicleta, rezaba: "el único pibe que nació chorro ustedes lo hicieron presidente. 2015-2019".

Entre los militantes estaba el referente de la organización La Garganta Poderosa Nacho Levy quien afirmó que "esta marcha significa que hay un pueblo de pie que se levanta solo, porque lo más conmovedor es ver cómo las familias de pibas y pibes víctimas del gatillo fácil se fueron encontrando y articulando su lucha a largo y ancho del país. Madres y padres que están al frente de una caravana que es indisociable de la realidad económica. Hay un montón de madres que perdieron a sus hijos e hijas a manos de las fuerzas de seguridad, pero no hay hijos e hijas que hayan perdido a sus madres porque son estas que están acá", remarcó.

El militante barrial, como lo haría poco después el documento leído por familiares, condenó la política que "implementa el aparato represivo para contener determinadas medidas", que "se expresa en la ministra Bullrich, en esa gestión criminal del desempleo que empieza con la resolución 956 que habilita la bala de plomo, el abrazo con la doctrina Chocobar y el augurio de un Código Penal más flexible y la baja de imputabilidad".

También entra las banderas avanzaba la titular de Correpi, María del Carmen Verdú, que explicó que entre la cuarta y la quinta marcha contra el gatillo "tuvimos la comprobación al cerrar los datos del año pasado de que por tercer año consecutivo Cambiemos se superó a si mismo batiendo su propio récord, con una muerte cada 21 horas por gatillo fácil".