Desde Londres
“En el día de hoy su Majestad ordenó que el Parlamento sea suspendido no antes del 9 de septiembre y no después del 12 de septiembre hasta el 14 de octubre” Con este mensaje la Reina Isabel II aceptó la solicitud del primer ministro Boris Johnson para suspender la actividad parlamentaria en estas semanas claves de cara a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre.
Con esta iniciativa en esta cuna del parlamentarismo, Johnson dejó en claro que está dispuesto a casi todo para que el Reino Unido salga con o sin acuerdo del bloque europeo. El anuncio fue recibido con una condena unánime de la oposición, con el rechazo de encumbrados conservadores, la renuncia de la líder Tory de Escocia, manifestaciones en todo el país y una caída de la libra frente al euro y el dólar.
El presidente del parlamento, el Speaker John Bercow, la calificó de “escándalo constitucional”. “Lo vistan como lo vistan es obvio que quieren impedir que el Parlamento debata sobre el Brexit”, dijo Bercow.
El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, se pronunció en la misma dirección. “Estoy escandalizado con la temeridad del gobierno de Johnson, que se la pasa hablando de la soberanía del parlamento y se dispone a suspenderlo para evitar el escrutinio de sus planes para un Brexit sin acuerdo. Es un escándalo y una amenaza a nuestra democracia”, dijo Corbyn.
La movida del primer ministro neutraliza el acuerdo alcanzado ayer por la oposición para aprobar una ley que impida la salida del bloque europeo sin acuerdo. El parlamento vuelve de su receso veraniego el próximo martes y ahora solo tendrá entre seis y diez días para proponer, debatir y aprobar una ley, plazo casi imposible de cumplir para la compleja mecánica parlamentaria.
El repudio unánime de la oposición se extendió a importantes figuras de los conservadores, como el ex ministro de finanzas, Phillip Hammond, uno de los más férreos opositores a la salida sin acuerdo. “Es algo profundamente antidemocrático, una maniobra para evitar sea como sea que el parlamento ejerza su función de control al gobierno durante una situación de crisis nacional como la actual”, dijo Hammond.
Desde los Nacionalistas Escoceses hasta el ex primer ministro conservador John Major han dicho que apelarán a la justicia.
Ayer Jeremy Corbyn le escribió a 116 parlamentarias conservadores instándolos a plegarse a la nueva estrategia de la oposición. Mucho dependerá de cuántos acepten este llamado: la apuesta de Johnson los está obligando a definir su juego antes de lo que deseaban.
Las razones para rechazar un Brexit sin acuerdo quedaron claras en un documento del mismo gobierno de Johnson filtrado a la prensa la semana pasada.
En el documento, titulado Operation Yellowhammer, el gobierno señalaba que los tres meses siguientes a la salida de la EU podrían colapsar los puertos, se erigirán controles y puestos de vigilancia en la delicada frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte y habrá escasez de alimentos y medicamentos. El impacto sobre la libra y la economía, que entró en territorio negativo en el segundo trimestre de este año, serían igualmente devastadoras.
Los 116 diputados tendrán que decidir entre la lealtad partidaria y sus conciencias. Esta noche había manifestaciones en la capital y las principales ciudades británicas, desde Edimburgo a Birmingham, de Liverpool a Manchester, Leeds y Brighton. Esta presión aumentará en los próximos días. Pero la apuesta de Johnson contiene una trampa. Al dificultar la vía legislativa parlamentaria por el escaso tiempo que habrá para llevarla adelante, privilegia un camino relegado a un segundo lugar en el acuerdo de la oposición: la moción de censura.
Con los días contados y la necesidad de actuar, la oposición podría presentar una moción de censura en el gobierno el próximo martes cuando se reconvenga el parlamento. Mucho dependerá de cuántos conservadores están dispuestos a voltear a su propio gobierno. El mismo Hammond, que exhortó al parlamento a “hacer algo la semana próxima”, aclaró que no quería la caída del gobierno. “Siempre dije que no me interesaba provocar la caída del gobierno. Simplemente quiero que el gobierno reconozca que la mayoría se opone a un Brexit sin acuerdo”, señaló Hammond.
En un intento de aumentar la presión sobre los propios conservadores, el gobierno indicó que el primer ministro no renunciaría incluso si la moción de censura tiene éxito. Habrá que ver si esto es sostenible aún en estos tiempos de laxitud interpretativa constitucional. Según la ley, si el gobierno pierde una moción de censura tiene 15 días para conseguir una mayoría parlamentaria que le permita formar gobierno, camino abierto también para la oposición. En caso de que ninguna de las dos partes lo logre, el gobierno tiene la potestad de convocar a elecciones generales. Como para que no quede duda de su determinación, 10 Downing Street ha dicho que la elección sería después del 31 de octubre, fecha de salida de la UE.
Ayer la libra cayó casi un punto frente al dólar y el euro. ¿Es posible que la presión sobre la divisa británica termine siendo decisiva? Según Martin Beck de la consultora "Oxford Economics" la libra seguirá bajo fuerte presión, pero no hay condiciones para una corrida. “El término corrida sobre la libra no tiene la fuerza del pasado como sucedió por ejemplo en el “Black Wednesday” de 1992 porque ahora tenemos flotación cambiaria. La libra ha caído mucho y lo seguirá haciendo en caso de un Brexit sin acuerdo. Nuestra estimación es que caerá un 10% en su valor, algo significativo, pero no masivo”, señaló Beck a PáginaI12.