En el universo de agendas de mujeres y disidencias trabajadoras, hay una particularmente silenciosa: la de las trabajadoras de prensa. Precarizadas, vulneradas muchas veces en sus derechos laborales, violentadas por sus pares, sus jefes y los convenios colectivos que las agrupan, sus problemáticas específicas son calladas por la crueldad de los propios sistemas mediáticos que las oprimen. Para “sacar esas realidades del closet” y elaborar un primer diagnóstico de ellas que luego permita pensarlas, el sábado se llevó a cabo el Primer Pre-Encuentro de Trabajadoras de Prensa, antesala del 34 ENM pero a la vez espacio autónomo, necesidad y reflejo de un gremio ultra castigado. Con más de cien asistentes, esta primera experiencia culminó con el compromiso de lo que será una cita obligada: una Asamblea Nacional de Trabajadoras de Prensa, a realizarse durante el encuentro en La Plata.
Organizada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la jornada arrancó temprano con un panel de apertura del que participaron dirigentas gremiales y las flamantes editoras de género de Clarín e Infobae, un cargo que tiene poco más de un año en los diarios del mundo, y menos de seis meses en los de Buenos Aires. El objetivo fue reflejar cuán relacionadas están las coberturas periodísticas con perspectiva de género y las propias condiciones de trabajo de las hacedoras de noticias, sobre todo en contextos tan masculinizados como los de la prensa hegemónica. También contar algunos avances logrados en los últimos dos años, relacionados con la aparición de asambleas de mujeres y disidencias, comisiones de género y protocolos de actuación ante casos de violencia en varios medios.
Así, lo afirmado por Ana Laura Torna, Secretaria de Mujeres y Géneros del sindicato, acerca de que “no nos resignamos solamente a la lucha salarial y por los puestos de trabajo, sino que también incorporamos las reivindicaciones de género” resultó en perfecto maridaje con lo expuesto por Mariana Iglesias, de Clarín, que contó cómo la asamblea entera se organizó para que la nombraran en el cargo y para que el diario empezara a tener coberturas responsables e igualitarias. Lo mismo con lo dicho por Carla Gaudensi, de Acción Social del SiPreBA, sobre el “trabajo silencioso y cotidiano” de las compañeras en las redacciones y la importancia de que se organicen, perfectamente en línea con las ideas de Gisele Sousa Días (Infobae) sobre la necesidad de “construcción de redes” dentro de la empresa para poder empezar a cambiar los contenidos y comportamientos.
Tras esta charla inicial, y antes de pasar a las comisiones de trabajo, se proyectó en un aula magna el documental “Sacar la voz: Trabajadoras de Prensa en tiempos de ajuste” (2017), de Mariela Bernárdez y Lorena Tapia Garzón, con la colaboración de Natalina Franco dos Santos. Nacido en los pasillos de la misma facultad donde se realizó el encuentro, el filme recoge los testimonios de las comunicadoras Silvia Martínez Cassina (Canal 13), Gimena Fuertes (Tiempo Argentino) y Natalia Vinelli (Barricada TV) para narrar las relaciones de fuerza y la división sexual del trabajo en las redacciones, además de la puja de las trabajadoras por ocupar espacios de representación. “La película surgió de la mano del empuje de los feminismos que explotaron con el Ni Una Menos. Eso empezó a generar mucha más participación de compañeras en el SiPreBA, que se ha ido viendo año a año cada vez más”, contó Tapia Garzón luego de la proyección, que hizo carne en ejemplos concretos lo conversado previamente.
Ya en la instancia de debate, el Pre Encuentro se dividió en tres ejes: el de la organización gremial y las problemáticas de género en los lugares de trabajo, el del desarrollo de periodismo con perspectiva de género y el de precarización y desocupación, el gran mal de este tiempo. Con coordinadoras de medios públicos, autogestivos y privados, entre ellos Página/12, se discutió una agenda feminista que incluya la articulación de trabajadoras de prensa desde un abordaje interseccional. Entre las propuestas estuvieron terminar de discutir y aprobar un protocolo de prevención y acompañamiento para casos de violencia que se dieron y pudieran darse en la órbita del sindicato y las empresas; promover la capacitación en género para todo el personal en la mayor cantidad de medios posibles; impulsar y exigir el nombramiento de editoras de género en aquellos lugares en los que todavía no haya; y pensar acciones concretas para morigerar las condiciones de precarización, como la creación de un tarifario de valores mínimos para cada tarea, a fin de evitar abusos de las empresas.
Pero sin dudas una de las grandes resoluciones del encuentro -que terminó con un “pañuelazo” por el aborto legal, seguro y gratuito- tuvo que ver con el compromiso, por parte del sindicato y sus representantes, de organizar y convocar a la Primera Asamblea Nacional de Trabajadoras de Prensa durante el Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans de octubre. La idea será ampliar y fortalecer una articulación entre trabajadoras de todo el país para poder trabajar, primero, en un acompañamiento fuerte del sindicato a todas las demandas generales de los feminismos, y luego detectar estrategias para lograr una profundización de la lucha por las problemáticas específicas de las compañeras del gremio. Allí se intentará contribuir con nuevos debates al impulso que le dieron las primeras promotoras del colectivo Ni Una Menos -también periodistas y trabajadoras de prensa- a la difusión federal de una agenda de género capaz de combatir la desigualdad. La cita será, entonces, doble. Las ganas, el compromiso y el trabajo, también.