Oscar Reula es exponente de la astrofísica argentina. Defensor de la teoría de la relatividad de Albert Einstein, se recibió de físico en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba en 1978 y se doctoró en la Universidad de Chicago en 1983. Distinguido internacionalmente, es titular de la cátedra de Electromagnetismo II en la UNC e investigador principal del CONICET, donde aborda el estudio de los agujeros negros, entre otros fenómenos del cosmos.

-¿En qué proyectos trabaja la Facultad?

-La FAMAF ha diversificado mucho su oferta en los últimos años: hay maestría en radares, en difusión y física forense. También empezamos una diplomatura en ciencia artificial (ciencia de datos) y hubo buenas respuestas de las empresas, inscriptos y profesores, así que eso marcha muy bien. Por suerte se pudieron hacer estas cosas; la UNC no sufrió tanto como el CONICET o la ciencia en general. Así que en eso estamos contentos.

-En abril se reveló la primera foto de un agujero negro, ¿cómo repercutió en el plan de estudios de la FAMAF?

-Tenemos un grupo que trabaja en relatividad general desde hace un tiempo. Con este descubrimiento de las ondas gravitacionales, de las colisiones de los agujeros negros, etc., naturalmente va a haber más gente inclinada a nuestro campo. No se vio nada nuevo o inesperado, es un proceso lento. Se hacen más simulaciones sobre lo que pasa alrededor, se entienden mejor los discos que hacen presión en el agujero negro, los campos magnéticos que hay. Se refuerza y uno siempre hace un chequeo, no está casado con la teoría porque todo esto podría no funcionar, pero hasta ahora lo hace y muy bien.

-Es significativa la vigencia de la teoría de la relatividad.

-Hay mucha gente que trabaja en teorías alternativas, lo que pasa es que cualquier teoría de esas es más complicada, y salen porque hay problemas que no entendemos bien, como el de la materia oscura, no sabemos qué es y es 10 veces más que la visible. También hay una energía oscura que es una constante en las ecuaciones; estas la admiten, pero no sabemos por qué está y por qué tiene ese valor. Hay muchos interrogantes; uno le puede echar la culpa a la ecuación y cambiarla, y eso es lo que trata la ciencia de hacer, pero es muy complicado porque está la teoría que describe un rango increíble de observaciones como la del universo temprano, las galaxias, longitudes temporales y espaciales distintas, y eso lo cubre bastante bien. Pero tenemos mucha ignorancia todavía, y por suerte, así podemos seguir probando teorías.

-¿En qué situación se encuentra la astrofísica nacional?

-La astrofísica argentina está bien. Hay gente que trabaja en equipos internacionales. Por lo general todo lo que vemos son colaboraciones de miles de personas, y en ellas hay argentinos que cumplen un rol importante. Lo que nosotros no tenemos es injerencia en el aporte de dinero; siempre entramos por la parte teórica, pero en la parte instrumental estamos atrás. Se necesitan muchos aportes de forma constante que luego son aportes en tecnologías. Los países no lo hacen gratis, desarrollan tecnología que de otra forma es muy difícil hacerlo. Nosotros somos demandantes de nuevas tecnologías. Hay empresas que las desarrollan para experimentos y cuando están mejoradas las venden y mejoran el crecimiento de un país. Tendríamos que pasar en algún momento a esa etapa.

-¿Y eso es un factor importante en la fuga de cerebros?

-En los últimos años habíamos logrado producir muy buenos científicos y mantenerlos en el país, orientarlos a la industria, pero eso se vio cortado porque no hubo ingresos suficientes y esa gente se fue. Incluso muchos con becas doctorales prefirieron doctorarse afuera. Es un problema de expectativas: si la gente piensa que se va a crecer se queda. Aunque es bueno que la gente salga también un par de años y se termine de formar afuera, pero también es bueno alentarlos a que hagan todo eso y luego vuelvan porque tienen un puesto de trabajo asegurado.

-Luego del resultado de las PASO, ¿qué panorama observa?

-La sensación que tengo es de alivio. Empezamos a construir una sociedad y un país con mucho más trabajo del que teníamos antes, eso es cierto, pero al menos podemos encaminar nuestro esfuerzo a algo. Va a ser muy difícil por el estado en el que queda la economía, etc. Pero hay que aprovechar para corregir cosas y empezar un periodo nuevo.

-¿Es cierto que Stephen Hawking estuvo a punto de venir a Argentina?

 

-Sí, en 1992. Nosotros organizamos en Córdoba la Reunión Internacional de Gravitación, que se hace cada tres años. Entre los invitados estaba Hawking, pero estaba muy enfermo, requería viajar con dos personas, una de ellas la enfermera que lo atendía. Era todo un movimiento, aunque conseguimos el dinero para el viaje. Lamentablemente no pudo venir; era una persona muy entusiasta por su vida y por la física, un ejemplo de tenacidad.