La industria textil de Luján presentó ayer una declaración de emergencia económica, con el objetivo de reclamar al gobierno nacional medidas urgentes ante la crisis del sector. La localidad, que cuenta con 120.000 habitantes, concentra parte importante de su actividad en la industria y, en particular, en los talleres dedicados a la producción de sábanas, toallas y otros tejidos. La apertura de las importaciones junto con el derrumbe del consumo y la suba de costos por los tarifazos genera un combo explosivo para las pequeñas y medianas empresas de Lujan, aseguraron en la Cámara Textil y en la Asociación Obrera Textil de la localidad. Afirmaron a este diario que ya se perdieron más del 12 por ciento de los puestos de trabajo y que las fábricas que siguen operando evalúan cerrar los establecimientos en forma masiva en el segundo trimestre de este año si no mejora el panorama y no aparecen políticas de aliento a la producción local.
“En los ‘90 Luján se transformó en un verdadero pueblo fantasma. Cerraron la algodonera Flandria y muchas otras fábricas, dejando sin actividad a la gente del lugar. Ahora estamos volviendo a una situación idéntica”, advirtió Alejandro Robba, el economista encargado de redactar el pedido de emergencia textil. “Están entrando las sábanas, las toallas y las telas para jean que se hacen en la zona y, con ello, las fábricas locales no tienen posibilidad de sobrevivir. Mucho menos con la suba de costos que se dio en los últimos meses”, aseguró. En el Gobierno la única respuesta que dan por ahora es explicarle a los talleres textiles que tienen que reconvertirse. “Los funcionarios pretenden que de un día para otro las firmas dejen de hacer telas y empiecen a hacer soja o a dedicarse a dar servicios. Es un sin sentido”, apuntó Robba.
Lujan es una ciudad que se estructura en base al sector textil. Los estudios sobre la localidad muestran que el 12 por ciento de la población económicamente activa se desempeña en la industria y el 70 por ciento de ese total trabaja en fábricas textiles. “Están en peligro tanto la continuidad de las empresas como la fuente laboral de unos 4500 trabajadores locales”, aseguraron trabajadores y empresarios de Luján en un comunicado conjunto. El Concejo Deliberante, ante esta situación, aprobó un proyecto que busca ponerle freno a la debacle de la rama. “Se solicita al intendente Municipal que, debido a la profunda preocupación por la situación que viene atravesando desde hace más de un año el sector dedicado a la producción textil, se decrete la Emergencia Textil en todo el distrito de Lujan”, plantea la resolución, que pide beneficios impositivos locales y reclama cambios en la política nacional.
Los talleres textiles de Luján anotaron a partir de diciembre de 2015 unos 550 despidos, cerca del 10 por ciento de la mano de obra empleada en el sector. “La mayoría de los talleres son micro y pequeñas empresas, donde se contrata a familiares y a vecinos. Es menos común que se despida personal en este tipo de establecimientos, lo que muestra en mayor medida la magnitud de la crisis que atraviesa la localidad”, indicó Robba.
El economista aportó datos duros para entender la recesión. La producción textil de Luján cayó 55 por ciento en 2016, mientras que las ventas tuvieron un retroceso del 50 por ciento. En diciembre de 2015, los talleres trabajaban casi al ciento por ciento de capacidad instalada, con triple turno y horas extras. El panorama cambió radicalmente el año pasado, cuando además de los despidos, los turnos bajaron a dos o menos días trabajados por semana, las horas extra ya no existen, se suspendió personal, se adelantaron vacaciones y las empresas comenzaron a solicitar ingresar al programa de Recuperación Productiva (que ofrece ayuda para cubrir el pago de salarios). Hay 102 establecimientos productivos registrados en la Cámara Textil de Luján, en donde se destaca la firma que produce la mayor cantidad de telas para jean del país. “Si esto sigue así, las fábricas están evaluando cerrar a partir de abril y en muchos casos la alternativa será transformar los negocios de productores a importadores”, precisó Robba.
La tensión por el aumento de los costos, la caída de la demanda y la competencia indiscriminada de importaciones no es el único problema para la industria de Luján. Se está votando en la localidad un nuevo código urbano que le saca espacio a los polos manufactureros y se beneficia al desarrollo de complejos residenciales. “Le están sacando los espacios de tierra a la industria para destinarla a la construcción de countries y al negocio inmobiliario”, cerró Robba.